04 de Marzo
- 1982 - Se ocupan Darwin y Pradera de los Gansos
Arribado desde el primer día, el ARA Isla de los Estados, un buque mercante de origen español, puesto al servicio de la Armada Argentina en diciembre de 1980. La embarcación operaba dentro del Servicio de Transportes Navales, que a su vez formaba parte del cuerpo de Fuerza de Tareas Anfibias FT-40 y realizaba periódicamente viajes entre la parte continental y las Islas. Pero en este viaje, que había emprendido desde Puerto Deseado, Provincia de Santa Cruz, el 28 de marzo de 1982, traía una carga especial, esto es así porque allí viajaba la Compañía C del RI Mec N° 25, Regimiento de Infantería Mecanizada 25 del Ejército, acompañados por el Batallón de Ingenieros N° 9, estos soldados se enteraron de los planes originales una vez embarcados, cuando se los reunió y fueron informados por sus superiores, los únicos que conocían la Operación Rosario, que su destino era Malvinas.Esta unidad tiene base en Sarmiento, Provincia de Chubut, a unos 430 km. de donde zarpó el Isla de los Estados y serían ellos los primeros en pisar territorio de las Islas, encabezados por Mohamed Alí Seineldín.Rápidamente y siguiendo los planes establecidos, durante este 4 de abril se trasladó a todos los miembros de la unidad en helicópteros, desde el ARA Isla de los Estados, repartidos entre dos objetivos, Pradera del Ganso y Puerto Darwin, ambos puntos bien adentrados en el centro de la Isla Soledad. La compañía no tuvo resistencia por parte de los ingleses y ya se habían establecido hacia las últimas horas de la jornada.
- 2007 - Asesinan al maestro Carlos Fuentealba
Unos 700 docentes cortan la ruta nacional 22 en Arroyito, más precisamente en el cruce con la ruta 237, en la Provincia de Neuquén, Carlos Fuentealba, profesor de Química, nacido en Junín de los Andes, de 40 años de edad, no estaba de acuerdo, decía que era peligroso. Se estaba llevando a cabo una huelga del sindicato docente ATEN, perteneciente a la CTERA, por reclamo salarial de los maestros de Neuquén. El Gobernador Sobisch disparó la orden de evitar que se corte la ruta, mientras la manifestación docente llega al sitio elegido para el corte, son repelidos con balas de goma, gases, bombas de pintura, carro hidrante y una importante presencia policial que consigue desalojarlos, obligándolos a replegarse y buscan ponerse a resguardo en una estacion de servicio. Otros grupos de docentes, desperdigados por ahí continúan siendo hostigados por la policía, y a medida que pasan los minutos todo comienza a calmarse, llegando a un cese del amedrentamiento por parte de la fuerza policial recien cuando dialogando todas las partes los manifestantes deciden retirarse del lugar, y por distintos medios parten hacia el vecino pueblo de Senillosa, de unos 7500 habitantes, acompañados por un grueso contingente de policías. Carlos Fuentealba se trasladaba junto a otros compañeros en un Fiat 147, el viajaba sentado atrás, de repente toma forma un cerrojo policial que aparece de ambos costados, todo en un enrarecido ambiente que no ameritaba el empleo de ningún tipo de operativo, y comienzan nuevamente a repeler, utilizar la fuerza y los dispositivos de disuación... se comiezan a oir disparos, detonaciones, la zona se inunda de gases lacrimógenos, uno de los cuales, arrojado por un efectivo del Grupo Especial de Operaciones Policiales, GEOP, a un metro y medio de distancia, esta granada de gas, es un dispositivo que posee una detonación entre que es lanzado y el instante que empieza a soltar el producto gaseoso, así mismo atraviesa el vidrio del Fiat 147, impactando el cartucho, de lleno en la nuca de Fuentealba, dejándolo inconciente y provocando hundimiento de cráneo. Se lo traslada al Hospital Provincial Neuquén Dr. Castro Rendón, donde fue intervenido quirúrgicamente en dos oportunidades, sin tener éxito, quedando en estado de coma, con respirador artificial, tenía un daño cerebral irreversible, y falleció al día siguiente, víctima de la extrema impericia e imprudencia policial, junto a una conjunción de inexplicables maniobras de los integrantes de la seguridad, Carlos Fuentealba daría su última clase, con un guardapolvos blanco teñido de injusticia y dolor.