Miguel Calò
Bandoneonista, compositor y director
(28 de octubre de 1907 – 24 de mayo de 1972)
En la historia artística del maestro Miguel Caló distinguimos dos etapas bien diferenciadas que revelan su evolución musical y sus dotes de gran director de orquesta.
Si bien su éxito más trascendente se
relaciona con el tango de la década del cuarenta, su trabajo
se inicia a fines del veinte y se consolida durante los años
treinta.
La primera etapa se inicia con la orquesta de 1934,
en la cual podemos verificar un estilo familiarizado con el de Fresedo
y un sonido que nos recuerda a Di Sarli.
Si bien antes había formado otros conjuntos, estos fueron más
bien casuales y de poca trascendencia.
La orquesta de 1934 contaba en el piano con Miguel
Nijensohn, quien va a dejar una impronta que marcará para siempre
el estilo de la misma, aún después del cuarenta. Este
instrumento será el encargado de encadenar las frases musicales,
con una cadencia y un ritmo ideal para los bailarines.
Durante este tiempo podemos destacar la participación
vocal de Carlos Dante, con quien graba 18 temas
de una relevante belleza.
Alberto Morel y su hermano Roberto Caló fueron
también cantantes de esta primera parte de su historia que duró
hasta el año 1939.
El cuarenta nos revela la madurez de este gran director,
capaz de convocar a un conjunto de músicos jóvenes de
extraordinaria capacidad y solvencia, que con el tiempo pasaron a formar,
todos ellos, sus propias agrupaciones.
En esta segunda etapa Caló desarrolla y profundiza
todo un estilo que une el tango tradicional con la renovación
de su época, sin estridencias, con una destacada presencia de
los violines, una línea de bandoneones rítmica y un piano,
espectacular, ejecutado el primer año por Osmar
Maderna, quien fuera reemplazado después por Miguel Nijensohn,
en su regreso a la orquesta.
Entre los músicos que formaron en su orquesta
se destacan: Domingo Federico, Armando Pontier,
Carlos Lazzari, Eduardo Rovira, Julián Plaza, José Cambareri
(bandoneones), Enrique Francini, Antonio
Rodio, Nito Farace (violines), Ariel Pedernera y Juan Fassio (contrabajo).
Miguel Caló no sólo promocionó
grandes músicos, sino también grandes cantantes que debutaron
profesionalmente en su orquesta, sirvan de ejemplo los casos de Raúl
Berón, Alberto Podestá y Raúl Iriarte.
Con respecto a Berón
podemos destacar que fue descubierto por Armando
Pontier, quien lo presentó al director, y sobre esto hay
una interesante anécdota.
Este cantor, junto con su hermano José, se dedicaban
esencialmente al folklore, es más Raúl
Berón sólo sabía alguna estrofa de algún
tango. Por ese motivo, el maestro Caló lo llevó a su cabaret
-Singapur-, para que se familiarizara con la música de su orquesta.
Después de armar un repertorio, el cantor acompañó
al maestro en las actuaciones radiales. Pero ocurrió que a los
directivos de la emisora no les gustó el cantor, y le sugirieron
a Caló que se desvinculara de él. Con gran pesar, este
le comunica que a fin de mes terminarían la relación.
En el ínterin sale a la venta el primer disco
de Raúl Berón grabado con la
orquesta, el tango "Al
compás del corazón" de Domingo Federico y Homero
Expósito, el que tiene un éxito de venta increíble.
Los mismos directivos que habían criticado negativamente
al vocalista, felicitaron al maestro Caló por su elección
y reconocieron su equivocación. Esto posibilitó que no
se malograra una de las más importantes voces de nuestro tango
y sin duda la mejor que tuvo la orquesta.
Miguel Caló fue un músico de formación
teórica, que estudió violín y bandoneón.
A partir del año 1926 peregrina por diversas
orquestas de gran importancia, entrando en la fila de bandoneones de
la orquesta de Osvaldo Fresedo. En 1927 ingresa
en la del pianista y director Francisco Pracánico.
En 1929 forma su primera orquesta, la que disuelve
para unirse a la orquesta de poeta y pianista Cátulo
Castillo en una gira por España. En esa gira también
participaron los hermanos Malerba y el cantor Roberto Maida.
Regresa a Buenos Aires y reconstruye su orquesta con
Domingo Cuestas (bandoneón), Domingo Varela Conte, Hugo Gutiérrez
y Enrique Valtri en violines, Enzo Ricci en el contrabajo y el pianista
Luis Brighenti.
Nuevamente es requerido para viajar al exterior y en
1931 viaja a los Estados Unidos con la orquesta de Osvaldo
Fresedo.
Ya en 1932, nuevamente como director de su orquesta,
graba por primera vez, para el desaparecido sello Splendid los temas:
"Milonga porteña" (tango del propio Caló, Luis
Brighenti y letra de Mario
César Gomila) y "Amarguras" (vals de Miguel
Nijensohn y Jaime de los Hoyos). El cantor era Román Prince.
Miguel Caló no fue un compositor destacado,
pero algunas de sus obras, en colaboración con Osmar
Maderna (también autores de la letra), son increíblemente
bellas tal los casos "Jamás
retornarás" y "Qué
te importa que te llore", ambos llevados al disco con la voz
de Raúl Berón. El tango "Dos
fracasos", con letra de Homero Expósito
y la milonga "Cobrate
y dame el vuelto", letra de Enrique Dizeo,
también fueron muy populares.
En 1961 junto a los bandoneonistas Armando
Pontier y Domingo Federico, los violinistas Enrique
Francini y Hugo Baralis, el piano Orlando Trípodi, y los
cantores Raúl Berón, Alberto
Podestá, Caló reconstituyó parte de la formación
del cuarenta, denominándose "Miguel Caló y su orquesta
de las estrellas". Actuaron en Radio El Mundo con tanto éxito
que grabaron en el sello Odeón 12 nuevos temas (entre el 16/4/1963
y 7/6/1963).
La orquesta de Miguel Caló será recordada
por la ejecución del mejor tango, el que trasciende su tiempo
y que hoy es valorada por sus grandes condiciones artísticas
y por una pléyade danzante que la evoca permanentemente con las
notas de "Sans Souci" (de Enrique
Delfino), quizás su interpretación emblemática.