PEDRO MAFFIA
Nombre completo: Pedro Mario Maffia
Bandoneonista, director, compositor, docente
(28 de agosto de 1899 – 16 de octubre de 1967)
No
se sabe por qué secreto don, Pedro Maffia encontró en
el
fondo del bandoneón sonidos que nadie había descubierto
antes. Oscar Zucchi,
quien se ocupará de Maffia en el tercer tomo de su gigantesca
historia bandoneonística del tango, que está lanzando
la editorial argentina Corregidor, explica que hasta su advenimiento
en la segunda década del siglo XX los bandoneonistas tenían
tendencia a remedar con el instrumento a la flauta -gradualmente desplazada
de los primitivos cuartetos- y al organito ambulatorio. Tras sufrir
en su infancia los cadenazos de un padre brutal, que lo obligaba a pasar
la gorra después de cada tango, Maffia fue quien le entregó
a este género popular el bandoneón que necesitaba para
dejar atrás la retozona Guardia Vieja y volverse grave, reconcentrado,
bastante soñador y frecuentemente triste.
Zucchi cuenta que Maffia huyó de su casa en
la adolescencia para buscar refugio en lo de la Negra María,
madre de varios músicos de diferentes padres y relacionada con
rufianes del sur de la extensa provincia de Buenos Aires. Hacia esos
lupanares y cafetines australes, lindantes con la Patagonia, envió
esta señora al “Tanito” (el sobrenombre aludía
al origen italiano de Maffia), que no había olvidado al “costilludo”
(uno de los apodos del bandoneón) en su huida. Fue por Punta
Alta, una de aquellas remotas poblaciones, donde Carlos
Gardel y José Razzano, que por
entonces conformaban un dúo criollo, descubrieron a ese prófugo
precoz que tocaba como nadie, y el pianista Roberto
Firpo, también de tournée por esas inmensidades, se
lo trajo a la ciudad de Buenos Aires. Pero a Maffia no le gustaba la
marcación cuadrada de esa orquesta, porque él ya estaba
inventando los acentos desplazados, el fraseo, el rubato.
Al integrar en 1922 el sexteto de Juan
Carlos Cobián (el célebre compositor de tangos como
"Los mareados"
y "Nostalgias"),
coincidiendo allí con el violinista Julio
De Caro (con quien ya había integrado un cuarteto), Maffia
comenzó a tomar parte en la gestación de la revolucionaria
escuela decareana, cuyos artífices fueron por lo menos cuatro:
los hermanos Julio y Francisco
De Caro (pianista), Pedro Laurenz y Maffia
(el dúo de bandoneones más célebre de todos los
habidos). En su "Historia de la Orquesta Típica" (A.
Peña Lillo Editor), Luis
Adolfo Sierra destaca que en la etapa inicial del sexteto De Caro
(nacido hacia finales de 1923, sobre la base del que había conducido
Cobián) «se advertía nítidamente la influencia
temperamental ejercida por el bandoneón de Pedro Maffia, de pausada
modalidad, con propensión a los matices afiligranados y a los
efectos pianísimos, como asimismo una marcada tendencia al ligado
de los sonidos...»
Sierra, con su gran autoridad, destaca a Maffia como
"el gran estilista", y señala hasta «una actitud física
en la posesión del instrumento». Porque él apenas
abría su “jaula” (como también se le dice al
bandoneón), «desterrando los espectaculares repliegues
del fuelle en forma de abanico...». Es que Maffia -apunta Zucchi-
no necesitaba más aire. En 1926 fundó su propio sexteto,
de sonido mate, apagado, que se tornó más pastoso aún
al incorporar posteriormente el violoncello de Nerón Ferrazzano.
El pianista Julio Medovoy, nacido en 1918, retuvo para siempre, como
recuerdo de infancia, la visión de aquellos músicos, de
posturas rigurosas, vestidos de negro, solemnes. Maffia casi no se movía,
no se inclinaba sobre el instrumento, no lo curvaba sobre la rodilla.
Sus modos eran suaves, quietos. Su gesto no era inspirado ni transido.
Saludaba con una levísima inclinación de cabeza.
Fue uno de los primeros en tocar el bandoneón
“a cappella”, luego de Juan Magglio
"Pacho", Vicente Greco y el Tano
Genaro, y fue quien inauguró los dúos de bandoneón
con diferentes voces y temperamentos, en yuntas históricas como
las que formó con Luis Petrucelli,
Laurenz, Alfredo
De Franco y Gabriel
Clausi. Fueron célebres sus variaciones, como la que Aníbal
Troilo toca en "La maleva". En 1935 integró, con
otras figuras descollantes, el conjunto Los Cinco Ases Pebeco, y al
año siguiente formó parte de un antológico quinteto,
denominado Los Virtuosos, cuyos miembros fueron elegidos mediante masiva
votación por los lectores de la revista Sintonía. La era
de las orquestas más numerosas, de diez o más instrumentistas,
iniciada al promediar los años '30, no le resultó propicia.
El bandoneonista y genial arreglador uruguayo Héctor
María Artola explicaba la razón: para él, el
de Maffia era un bandoneón de cámara, cuyo sonido aterciopelado
se perdía en las grandes formaciones y en los recintos amplios.
Como compositor, pocos hubo como él. Entre sus
grandes tangos están "Pelele", "Diablito",
"Triste" (con Francisco
De Caro), "Tiny" (con Julio De
Caro), "Amurado"
(con Laurenz), "Taconeando",
"Ventarrón",
"Amarguras" (rebautizado "Abandono"
cuando Homero Manzi le agregó letra),
"No aflojés",
"Arco iris" (con Sebastián
Piana), "La
mariposa", "Se
muere de amor", "Cuándo
volverás", "Te
aconsejo que me olvides", "Heliotropo" y
"Pura maña".
Aníbal Troilo le
dedicó "A Pedro Maffia". Fue durante décadas
docente de bandoneón y escribió un importante método
para su estudio. En 1933 intervino en "Tango", el primer largometraje
sonoro argentino, y, además de varios otros films, en 1966 es
protagonista en "Fueye querido", una valiosa película de Mauricio
Berú.