Aproximadamente a las 14:45 hs. detonó en la puerta de la sede de la
Embajada de Israel ubicada en la calle Arroyo 916 de la Ciudad de
Buenos Aires, una carga explosiva de entre 55 a 60 kg contenida dentro
de una camioneta Ford F-100, transformándose el país, por primera vez en
su historia, en escenario involuntario de la exportación del conflicto
de Medio Oriente. El brutal atentado dejó, un saldo de
veintisiete muertos y, aproximadamente trescientos cincuenta heridos,
además de cuantiosos daños materiales. En la República Argentina vive la
comunidad Judía más cuantiosa de todo América Latina. El
atentado se llevó a cabo como en horas de la tarde, a manos de algún
conductor suicida que estrelló la camioneta mencionada contra el frente
de la Embajada de Israel, derrumbando el edificio y causando daños
colaterales a varias construcciones de la zona, como una escuela y una
iglesia del barrio. Las investigaciones llevadas a cabo, tuvieron
rumbos a oriente los primeros días, cuando grupos del Jihad primero en
el líbano, y de Hezbollah luego, se autoadjudicaron haber realizado el
atentado, luego de dilatarse en el tiempo las pericias y no llegar a
ningún veredicto consistente, se llegó a decir que los responsables del
hecho fueron ajusticiados por Israel mismo, mientras que en la Argentina
la causa prescribió, inconexamente con las medidas y acciones que haya
tomado el Estado de Israel o quien corresponda. Hoy en la
actualidad se encuentra levantada parte del muro de la embajada, de la
construcción original, junto a dos hileras de árboles, de tilo, que
simbolizan a las víctimas del atentado y cada 17 de marzo, a las 15
horas se recuerda en esa plaza, en un acto por la memoria de esa nefasta
tarde de la historia Argentina.