ALFREDO DE ANGELIS
Pianista, director y compositor
(2 de noviembre de 1910 – 31 de marzo de 1992) Apodo: El colorado
En la segunda mitad de la década del treinta las músicas internacionales prevalecían sobre el tango, a tal punto, que
nuestras orquestas típicas más tradicionales incluían en su repertorio foxtrots, polcas, corridos, pasodobles, congas y rumbas.
Desde Canaro, Lomuto
y la Típica Víctor, hasta
De Caro y Fresedo,
mixturaron los tangos con las músicas más extravagantes.
Pero la irrupción del ritmo audaz y vertiginoso
de Juan D'Arienzo, coloca nuevamente al
tango en la preferencia de los jóvenes, que no sólo recuperaron
el gusto por su danza, sino que también se lanzaron a recrearlo.
Aparecieron entonces, cientos de orquestas y vocalistas,
produciéndose el renacimiento del “dos por cuatro”
y así, la maravillosa década del cuarenta.
Alfredo De Angelis se inscribe dentro del grupo de
orquestas que pusieron el acento en el baile. Esto sin embargo no significa
que carecieran de valor artístico, por el contrario, eran afiatadas,
muy bien orquestadas y contaban con grandes músicos y vocalistas.
Nuestra elite intelectual siempre peyorizó lo
popular, lo que prendía rápidamente en el gusto de la
gente, porque no valorizaba, ni valoriza, el fenómeno sociocultural
que significa la danza.
Siempre escuché decir sobre De Angelis que era
una orquesta “calesita”, que sólo servía en
el salón, que le faltaba creatividad. Supongo que el adjetivo
hacía alusión, a la curiosa modalidad de los bailarines
de recorrer el terreno girando ordenadamente alrededor del perímetro
de la pista. Desde otra óptica, la crítica podía
apuntar a la música fácil, elemental y rutinaria de las
calesitas (carruseles).
A estas definiciones las encuentro dasafortunadas.
De Angelis tuvo la belleza de un trabajo armonioso
y sincronizado, del que resultaba un tango prolijo y sencillo, logrado
con un eficaz manejo del ritmo y muy respetuoso de la melodía
y del lucimiento del cantante.
Se dirá que el estilo era simple y la fórmula
poco ambiciosa se repetía, pero hoy, a la distancia, me deleito
escuchando sus grabaciones algunas de ellas antológicas. "Al
pie de la Santa Cruz", "La
brisa", "Ya
estamos iguales"
(con la voz de Carlos Dante), "Marioneta"
(a cargo de Floreal Ruiz), "Atenti
pebeta", "Un tango y nada más", "De
igual a igual" (con Julio Martel).
Nació en la localidad de Adrogué (sur
del gran Buenos Aires) y de muy chico comenzó a aprender solfeo
y armonía. Sus primeras actuaciones fueron acompañando
al cantor Juan Giliberti, que anunciaba sus presentaciones con carteles
que afirmaban que el propio Gardel lo había reconocido como su
sucesor.
Al poco tiempo pasa a la orquesta de Anselmo
Aieta reemplazando al pianista Juan Polito.
Como dato curioso, en aquella formación participaba como violinista
Juan D'Arienzo.
Conjuntamente con el bandoneonista Ernesto
de la Cruz, acompaña al cantor Félix Gutiérrez,
exitoso estribillista de varias orquestas de la época. Fugazmente,
allá por 1934, pasa por la orquesta de Graciano
de Leone. Después arma un binomio con Daniel
Álvarez y más tarde, integra la orquesta Los Mendocinos
dirigida por Francisco Lauro.
Es recién a partir de 1940 que forma su propia
orquesta, debutando el 20 de marzo de 1941 en el café Marzotto
de la calle Corrientes, con los vocalista Héctor Morea, quien
es el único de sus cantores que no llega al disco.
Actúa en radio El Mundo, con las voces del referido
Morea y de su nueva incorporación, Floreal
Ruiz. Así llegamos al “Glostora
Tango Club”, mítico programa radial que se emitía
diariamente y que estaba un ratito antes del más popular de los
radioteatros: “Los Pérez García”.
Así, De Angelis adquirió fama y popularidad
y no resultó extraño que el sello Odeon lo incorporara
en su elenco artístico, donde grabó 486 temas, desde el
23 de julio de 1943 al 21 de enero de 1977.
De Angelis se caracterizó por haber elegido
muy buenos cantores, basten como ejemplo: Floreal
Ruiz, Carlos Dante, Julio
Martel, Oscar Larroca, Juan Carlos Godoy,
Roberto Florio, Roberto
Mancini, Lalo Martel, entre otros.
El caso de Carlos Dante es
muy especial porque ya había sido un consagrado estribillista
y llega a la orquesta en su plenitud, convirtiéndose en su mejor
cantor, su sello distintivo.
Alfredo De Angelis fue en el cuarenta el propulsor
de los dúos vocales. Recorriendo su discografía se destacan
en primer lugar el binomio Dante-Martel con sus “perlas” "Pregonera",
"Remolino"
y "Pastora",
entre otros. Luego el dúo Dante-Larroca, después Juan
Carlos Godoy con Lalo Martel y Roberto Mancini.
Es autor de "El taladro", en homenaje
al club de fútbol Banfield, de "Pregonera",
"Pastora"
(ambos con letra de José Rótulo),
"Qué lento corre el tren" (letra de Carmelo
Volpe) y de esa maravilla melódica que es "Remolino"
(también con Rótulo).
De Angelis no tuvo la impronta de Troilo
ni de Pugliese, pero fue un director honesto
que se refugió en un tango tradicional que llegaba fácilmente
al reconocimiento popular. La prueba está en la cantidad de discos
que grabó y que tuvieron un impresionante éxito comercial.