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viernes, 9 de mayo de 2014

Adriana Varela

Cancionista

(9 de mayo de 1952)
Nombre real: Beatriz Adriana Lichinchi

Por Ricardo García Blaya

Es en la actualidad la más rutilante estrella de la canción ciudadana, la más vendedora, la que más graba, la que más

presencia tiene en los escenarios de Buenos Aires. También, la más discutida por los tangueros tradicionales, que consideran que habla en vez de cantar y que representa una mala imitación del “Polaco” Goyeneche de la última etapa.
En la vereda opuesta, provoca la admiración de muchos que no frecuentan el tango - especialmente aquellos que tienen entre 30 y 45 años - y que sin embargo, se sienten atraídos precisamente por su estilo, a lo que suman su atrayente figura y su sensual personalidad.
A mi entender, escapa al estereotipo del tango femenino surgido en los años 70 a partir de Susana Rinaldi.
¡Y esto no es poca cosa! si tenemos en cuenta que la gran mayoría de las cancionistas siguió ese estilo cortado, lento, sobreactuado, fusionado a la balada que era marca registrada de “La Tana”. Que por supuesto ella hacía muy bien y fue original en su momento. Pero ese modo de cantar, trasladado a la infinidad de mujeres que surgieron posteriormente y lo tomaron como propio, resulta insoportable a mi oído.
Me parece que el de Adriana es un caso parecido al de Julio Sosa de los años 60, muy aceptado por aquellos no demasiado afines al tango como también por los jóvenes, pero poco valorizado por los iniciados en la música porteña.
Entiendo que ambos artistas, más allá de los gustos de cada uno y la valorización que se haga de ellos, contribuyen a la difusión del tango dentro de un espectro sociocultural generalmente esquivo a nuestra querida música.
Lo cierto es que hoy Adriana tiene un lugar privilegiado entre sus pares pese a haberse relacionado al tango tardiamente, ya mayorcita.
La conocí en sus primeras actuaciones profesionales a principios del 90, en el escenario de Café Homero junto a grandes figuras como Roberto Goyeneche, El “Paya” Díaz y el gran pianista Osvaldo Tarantino. Después la vi en televisión anunciada como la nueva estrella del tango, donde me enteré que había nacido en Avellaneda (ciudad lindante al sur con la ciudad de Buenos Aires).
En 1991 comienza su producción discográfica en el sello Melopea con una cassette titulada “Tangos”, que entre otros temas tiene una lograda versión de “Muñeca brava”. Dos años después graba un disco con nuevos temas, “Maquillaje”, donde además incluye la producción anterior. En este compacto participan como artistas invitados el cantor Roberto Goyeneche y el pianista Virgilio Expósito. Por estos trabajos obtiene el “Premio ACE” por dos años consecutivos.
Entre 1991 y 1996, registra tres discos más, los dos primeros para Melopea, el otro para Nueva Dirección en la Cultura. El primero “Corazones perversos”, con una muy buena toma del tango “Golondrinas” de Gardel y Le Pera. El segundo, “Tangos de lengue”, totalmente integrado por temas escritos por Enrique Cadícamo. El tercero “Tango en vivo”, que como su título lo indica fuera grabado en vivo en junio del 96, en el Teatro Coliseo de Buenos Aires.
En ese mismo año, actúa en un importante recital en los bosques de Palermo ante más de 50.000 asistentes, la acompañó el músico uruguayo Jaime Roos.
En 1997 viaja a Brasil para actuar con gran éxito en el Festival de Porto Alegre. Al año siguiente debuta en Uruguay en el Teatro Plaza donde la recibió una sala colmada, logrando superar con creces ese desafío tan importante ante un público conocedor y exigente.
En julio de 1998 conquista España. Allí realiza dos actuaciones al aire libre - en el marco del Festival GREC de Barcelona-, logrando un suceso de tal magnitud, que la gente se puso de pie para aplaudirla largo rato.
Pocos meses después comienza a grabar dos nuevos discos: “Cuando el río suena”, con la dirección artística de Jaime Roos, donde incluye canciones “murgueras” y “Más tango” con la participación de grandes músicos que la acompañan en los diferentes temas. Entre ellos destaco al gran bandoneonista Leopoldo Federico y al guitarrista Juan José Domínguez. El autor de esta nota colaboró con la cantante, en la elección de los tangos de ambas producciones discográficas.
También intervino en 1991 en las películas “Al corazón” dirigida por Mario Sabato y luego en “Plata quemada” de Marcelo Piñeyro. Además el prestigioso director español Carlos Saura la eligió para abrir musicalmente su film “Tango”.
Hoy sigue a plena marcha y con toda la potencia de su temperamento, luego de triunfar en las exigentes plazas de París y Madrid.
Son frecuentes sus actuaciones en el Teatro Ateneo de Buenos Aires y resulta evidente que a esta amiga mía, tan discutida como adorada, la vida le sonríe y yo me alegro por ello.