Dueño de
una voz potente, con registro de barítono, con todo el yeite del tango, no pudo
sin embargo llegar a altura de su compañero de éxitos, Argentino Ledesma.
Este prototipo del muchacho porteño, con mucha pinta y buena voz, no llegó al
nivel que hubiera merecido por sus grandes cualidades artísticas, por causa de
una vida desordenada, con todos los vicios que se adquieren en la
noche y en la
farra.
Nació en el barrio de Parque Chacabuco (Buenos Aires) en la calle Zubiría nº
432, donde creció junto a sus hermanos Oscar y María.
Su padre Carmelo Aiello, bandoneonista y compositor, autor de la exitosa polka
“El viejito del acordeón”, con múltiples grabaciones, además de la milonga
“Florcita porteña”, grabada por Argentino Ledesma y el tango “Criollo de ley”
por Juan D'Arienzo.
Su hermano mayor, Oscar, se dedicó al estudio del piano, lo que le permitió ser
integrante de la orquesta de su padre. A los 12 años Rodolfo, con el nombre
artístico de Rodolfo Alberti, debuta en dicha orquesta en los carnavales de
1940 en el club Hurlingham, compartiendo el rubro de cantores con Guillermo
Coral, quien luego fue cantor de Francisco Canaro y más tarde sería imitador y
actor cómico con el nombre de Guillermo Rico.
La orquesta de Aiello es contratada por radio Mitre. A partir de 1945, fue
mermando el trabajo de la orquesta y su padre decide desarmar la misma; por lo
tanto El Rolo debió dedicarse a otras actividades ya que con 15 años era muy
difícil hacerlo como cantor.
Amigos del café que frecuentaba Rodolfo en la calle Cachimayo y Asamblea,
parada de una línea de colectivos, además lugar concurrido por choferes de
taxis, le ofrecen hacer changas en los turnos libres como peón de taxi, a pesar
de no tener registro de conductor.
En 1948, es convocado a cumplir con el servicio militar, dada su experiencia
como chofer es puesto a disposición de un general del ejército. También se
destaca como cantor y animador de toda reunión social que se realizaba en el
cuartel.
Finalizada la colimba volvió al taxi, una noche sube al mismo como pasajero el
maestro Héctor Varela, que acababa de actuar en el cabaret Maipú Pigall, con el
atrevimiento propio de un muchacho de su edad, le canta un tango y el músico
decide invitarlo a un ensayo de la orquesta. El resultado de la prueba es
positivo y es contratado, el 6 de junio de 1950 debuta en el cabaret de la
calle Paraná al 400 Chantecler, acompañado en los cantables con el consagrado
Armando Laborde.
El apellido artístico Alberti, como el propio Aiello no lo convencían a Varela,
y al pasar por la plaza Lezica en el barrio de Caballito, decide bautizarlo con
el nombre de Rodolfo Lesica, con la letra ese en vez de zeta.
La orquesta de Varela estaba conformada con un plantel de notables músicos, en
su mayoría ex integrantes de la orquesta de Juan D’Arienzo. La orquesta la
integraban entre otros, en el piano César Zagnoli, los violinistas Hugo
Baralis, Mario Abramovich y Roberto Guisado, y en los bandoneones junto al
maestro Varela, Alberto Marchese y Alberto San Miguel, y en la presentación
quien luego sería uno de los más importantes locutores de radio y televisión:
Jorge Fontana.
A raíz del notable suceso son contratados por LR3 Radio Belgrano, y por
Emi-Odeón, para su sello Pampa. Graban por primera vez el instrumental “El
flete” y, en dúo Laborde-Lesica, la vieja milonga registrada por Gardel “Un
bailongo”, volviendo a grabar a dúo con Laborde “Tal para cual” y “La carreta”
y como solista el tango “Paciencia”. En 1952 registra un trabajo donde
demuestra toda su faz interpretativa en el tango de Antonio Fiasche y San
Miguel “Noches de cabaret”.
Su estilo de fuerte temperamento, su coloratura de voz y su afinada
interpretación van desarrollando una trayectoria ascendente. Sus actuaciones
eran presenciadas por grandes grupos de admiradoras, que además del canto eran
atraídas por su pinta de varón porteño.
A mediados del 52, a
raíz de un metejón amoroso y por seguir a la dama, abandona abruptamente la
orquesta y se marcha a Rio de Janeiro, volviendo al poco tiempo después del
frustrado romance.
Amigos comunes logran la reconciliación con Varela, vuelve a la orquesta y
comparte el escenario con un debutante, que en poco tiempo sería una de las
voces más cotizadas en el ambiente, el santiagueño Argentino Ledesma. Juntos
impondrían dos éxitos que batieron récords de ventas de discos, Lesica con el
tango de Erma Suárez (esposa de Varela) “Canzoneta" y Ledesma el tango de
origen catalán “Fumando espero”.
A principio de 1957, Ledesma abandona la orquesta y es reemplazado por Raúl
Lavié, quien tenía una gran relación con El Rolo, no sólo profesional, también
amistosa. Logran grabar a dúo un resonante éxito, el vals “Señora princesa”.
Lamentablemente, el público disfruta muy poco al dúo, se produce una huelga de
los músicos de la orquesta, el dúo se adhiere y todos son despedidos por
Varela. Inmediatamente Lesica y Lavié deciden formar una agrupación orquestal y
junto a los bandoneonistas Marchese y San Miguel forman Los Ases del Tango, no
le faltaron contratos, radios, clubes, giras y graban en la RCA-Victor a fines del
‘57 el tango “Si te llegara a perder”.
En 1958, se integra a la orquesta del gran músico y compositor Jorge Caldara y
graba con brillante suceso el tango de Caldara y Mario Soto “Pasional”,
finalizando el año el muchacho calavera decide entrar en la buena senda y
contrae matrimonio.
En 1959, se produce la tercera incorporación con Varela, que a pesar de las
travesuras de Lesica siempre tuvo un gran afecto por El Rolo y nuevamente junto
con Laborde y la incorporación de Ernesto Herrera completan las voces de la
orquesta.
En 1960, nació su primera hija. Lesica sigue con Varela hasta 1961, cuando se
desvincula definitivamente de la orquesta que tantos momentos inolvidables
brindó al tango, y como broche de esa etapa es importante destacar una anécdota
sobre, quizás, la obra más exitosa del rubro Varela-Lesica. Varela era muy amigo
del músico Alfredo Malerba, marido de la gran cantante Libertad Lamarque.
Durante un encuentro en 1956 entre Varela y Malerba, este le comentó que habían
traído de México un hermoso bolero que doña Libertad quería grabar en tiempo de
tango, Varela le sugirió a Lesica que tratara de conseguirlo. Lesica se
presenta ante Libertad y se lo pide, prometiendo que lo grabaría después que
ella. Pero en forma inmediata Varela y Lesica lo graban, logrando un éxito
tremendo, el bolero en tiempo de tango era nada menos que “Historia de un
amor”. Al poco tiempo se encuentra Lesica con Libertad, trató de escaparse para
no enfrentarla, pero no pudo, sin embargo ella en vez de retarlo, lo felicita
por la grabación y el éxito del tema.
Inicia una nueva etapa como solista a fines de 1960, luego de un breve paso con
Joaquín Do Reyes, más tarde es contratado por Emi-Odeon, grabando con la
orquesta de Mario Demarco los tangos “Rondando tu esquina” y “Quiero verte una
vez más” y con Carlos García “Corrientes y Esmeralda”.
Su presencia ante el gran público las realizaba a través de los programas de
televisión Grandes Valores del Tango, Sábados Circulares, Sábados Continuados y
los shows, con el acompañamiento de la orquesta de Alberto Nery. Las últimas
grabaciones las realizó en el sello Embassy entre 1979 y 1980, con arreglos y
dirección de Alberto Di Paulo.
Próximo a cumplir los 56 años, el 19 de julio de 1984 se produce su
fallecimiento, muy lamentado por todos los amantes del tango y su gran legión
de amigos que supo cultivar este brillante intérprete.