Alfredo Gobbi
Nombre real: Gobbi, Alfredo Julio Floro
Seudónimo/s: El violín romántico del tango
Músico, violinista, director y compositor.
(14 de mayo de 1912 - 21 de mayo de 1965)
Nombre señero, con más de seis décadas de vigencia inalterable a través
de dos generaciones, es el de Alfredo Gobbi. Cuando aquel pionero
infatigable de los difíciles comienzos de la conquista del tango, que se
llamó D. Alfredo Eusebio Gobbi, culminaba su dilatada actuación
artística, su hijo, Alfredo Gobbi también, se proyectaba hacia la
consagración, como el honroso continuador de una ilustre tradición
artística popular nuestra.
Las múltiples facetas de la
personalidad de Alfredo Gobbi -compositor, violinista, arreglador y
director de orquesta-, le concedieron un merecido e incuestionable
reconocimiento entre los más calificados e importantes cultores
musicales del tango. Es que Alfredo Gobbi -"el violín romántico del
tango"- no traía solamente la responsabilidad de un prestigioso nombre
artístico heredado. Traía la personalísima creación de un estilo de
tango. Impuso así, una manera distinta de sentir y de expresar el tango.
Trajo en sus originales concepciones estéticas, de evidente filiación
renovadora, reminiscencias de viejo tiempo, enmarcadas en el exacto
equilibrio de los valores evolucionistas, que le permitieron la
cristalización de una de las más coloridas, profundas, densas y
auténticas expresiones del tango instrumental. Se ha dicho con acierto,
que "en el moderno ropaje musical de Alfredo Gobbi, se extinguía el
último exponente del tango con melena". Ese era su tango. El tango
incofundible de Alfredo Gobbi, de académica estructura musical y honda
sensibilidad orillera.
Su trascendente contribución a la
estilística del género, encierra ese "algo" tan suyo, y a la vez tan
difícil de definir, ese "algo" de la escuela de De Caro, ese "algo" de
Di Sarli (que tampoco es la refundición de dos tendencias tan dispares),
ese "algo" del tango de siempre. Del tango de Alfredo Gobbi, que en el
expresivo lenguaje del jazz se llamaría "swing", y que no tiene
equivalente verbal entre nosotros.
Estilista admirable,
artífice de una personalísima modalidad, la imagen temperamental del
tango de Alfredo Gobbi se refleja con caracteres inequívocos, en el
estilo de su orquesta. Concurren en la forma de ejecución de la misma,
todas las facetas configurativas de este excepcional músico popular. Sin
alardes excesivamente académicos, pero dentro de un tratamiento
armónico de depurada musicalidad, utilizó Alfredo Gobbi para su orquesta
una división rítmica muy singular, logrando un tipo de tango
preferentemente lento y acentuado, con atrayente utilización del
"rubatto", de la "sincopa" y de los sutiles matices de interpretación
que confieren jerarquía y belleza sonora a las manifestaciones
artísticas de ese carácter. Los solos instrumentales encuentran siempre
preferente y exacta ubicación en sus planteos orquestales, permitiendo
el lucimiento de los instrumentistas, con particular predominio de su
inimitable "violín romántico". E "violín romántico" de Alfredo Gobbi, de
"vibrato" pequeño, de expresivo "portamento", de legítima estirpe
"decareana". Por lo demás, tiene preponderante influencia en la
modalidad interpretativa de Alfredo Gobbi, el tratamiento del piano como
eje conductor de toda su estructura orquestal, ajustado siempre a esa
forma tanguística que se ha dado en llamar "marcación bordoneada", y que
creara virtualmente con Orlando Goñi, en sus largos años de estrecha
camaradería y fraternal amistad, unidos en su impenitente bohemia por
una inocultable afinidad artística.
Alfredo Julio Gobbi nació
en Paris, el 14 de mayo de 1912. Allí se encontraban sus padres -"Los
Gobbi", uno de los duetos vocales más celebrados de la época-
apuntalando los cimientos de nuestro tango en Europa. Su padrino fue
Ángel Villoldo, quien compartía con aquellos la romántica aventura de
imponer el tango en el viejo mundo.
Aquerenciado luego en la
porteña barriada de Villa Ortúzar, inició Alfredo Gobbi sus estudios
musicales a los seis años, habiéndosele asignado el violín como
instrumento.
Bien pronto las innatas aptitudes musicales
afloraron en el pequeño ejecutante, inclinando sus preferencias por el
tang, a pesar de la firme oposición de su padre, que alentaba siempre la
esperanza de un hijo concertista.
A los trece años tuvo lugar
su debut profesional, integrando los modestos tríos en los bailes de
formativo. En 1927 actuó en la orquesta del Teatro Nuevo, dirigida por
el maestro Antonio Lozzi. Hizo después su debut en conjuntos calificados
del tango, junto al bandoneón legendario de "Pacho". Integró en 1930
-conjuntamente cone el entonces desconocido Aníbal Troilo- aquel
memorable sexteto encabezado por Elvino Vardaro y Osvaldo Pugliese. Su
actuación como primer violín de la orquesta de Pedro Laurenz (1935), y
una muy calificada producción autoral -Desvelo, Mi paloma, De punta y
hacha y Cavilando- que lo ubicó entre los más destacados compositores,
abrieron ya las posibilidades de Alfredo Gobbi para irrumpir con su
estilo distinto de tango, artísticamente bello, auténticamente puro,
inconfundiblemente suyo, formando su propia orquesta en 1942.
En mayo de 1947, la orquesta de Alfredo Gobbi, definitivamente
incorporada a las más representativas expresiones del tango moderno,
inició su labor discográfica en RCA-Victor, que habría de prolongarse
exactamente a lo largo de una década (1947 - 1957), en cuyo período
están comprendidas las realizaciones interpretativas que mejor definen
la manera de expresar el tango del malogrado artista. Existe un LP de la
RCA-Victor con 14 obras instrumentales que en su momento tuve el
privilegio de seleccionar para la empresa grabadora, que constituyen
indudablemente, la mejor síntesis y el claro testimonio de una de las
expresiones musicalmente más interesantes de todas las épocas del tango.
N. de la D.: Las 14 obras seleccionadas por el doctor Sierra para ese
registro discográfico fueron: La viruta (V. Greco), Jueves (R. Rossi y
U. Toranzo), El incendio (A. De Bassi), Orlando Goñi (A. Gobbi), Racing
Club (V. Greco), Chuzas (A. Bardi), Pelele (P. Mafia), La catrera (A. De
Bassi), El andariego (A. Gobbi), Nueve puntos (F. Canaro), Camandulaje
(A. Gobbi), El engobiao (E. Rovira) y esas dos verdaderas joyas
instrumentales, modelos de interpretación y arreglo que son Puro apronte
(D. Plateroti) e Independiente Club (A. Bardi), esta última una de las
más bellas páginas de Bardi, que casi todos ignoran.
En cada
versión de la orquesta de Alfredo Gobbi se encuentra siempre renovado
motivo de atracción, por su rica gama de recursos rítmicos y armónicos.
Tanto en las notables recreaciones de antiguas e imperecederas páginas
-El incendio, Chuzas, Nueve puntos, La viruta, Pelele, La catrera-
tratadas siempre con escrupuloso respeto de su originario contenido,
como en tas realizaciones de sus propios y musicalmente evolucionados
tangos, Orlando Goñi, El andariego, Camandulaje (que contrariamente a lo
que pudiera suponerse, compuso en el piano y no en el violín), se
advierten los valores estéticos que predominan en la manera de
interpretar de Alfredo Gobbi.
La importancia conferida a los
ejecutantes solistas de su orquesta, le permitió a Alfredo Gobbi contar
entre otros con instrumentistas tan calificados como César Zagnoli,
Ernesto Romero, Lalo Benítez, Roberto Cicare, Osvaldo Tarantino
(pianistas); Mario Demarco, Edelmiro D'Amario, Cayetano Cámara, Alberto
Garralda, Tito Rodríguez, Eduardo Rovira, Osvaldo Piro (bandoneonistas);
Juan José Fantín, Omar Sansone, Alcides Rossi, Ramón Dos Santos,
Osvaldo Monteleone (contrabajistas), Antonio Blanco, Bernardo Germino,
Hugo Baralis, Haroldo Gessaghi, Miguel Silvestre y Eduardo Salgado
(violinistas).
Aquel artista cabal, aquel auténtico hombre de
Buenos Aires, aquel bohemio sentimental y andariego, que fue Alfredo
Gobbi -prematuramente desaparecido el 21 de mayo de 1965- plasmó con los
rasgos inconfundibles de su descollante personalidad, una de las formas
definitivas e inconmovibles del tango instrumental.
Originalmente publicado en la Revista Tango y Lunfardo, Nº 73, Chivilcoy 31 de marzo de 1992