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viernes, 27 de septiembre de 2013

ALBERTO ALONSO


Pianista, director y compositor
(12 de abril de 1893 – 27 de septiembre de 1974)
Nombre completo: Alberto Domingo Alonso


ació en Montevideo (Uruguay). Fue uno de los mayores promotores del tango en su ciudad natal, en una época de lento crecimiento con respecto al que se daba en la orilla de enfrente, en Buenos Aires –donde el género estaba en plena expansión-, como el mismo Alonso lo reconoce en su ensayo, “Así nació La cumparsita”:
«Montevideo venía rezagado en la carrera tanguística que se había iniciado auspiciosamente en la vecina orilla y se desarrollaba con caracteres bien definidos. Y aunque desde principios del siglo ya actuaban algunos guitarristas milongueros, no había aquí músicos tangueros propiamente dichos».
En los primeros años, conforme a como se fue instalando el tango en la ciudad, tocó el piano en “La pensión de Ema”, en la calle Durazno 868, casi Andes, una de las muchas pensiones (lugares donde frecuentaban las prostitutas) que abrían sus puertas a los músicos locales y también a los argentinos.
Su carrera fue extensa y fecunda, desarrollando una trayectoria que lo colocó entre los auténticos precursores del tango en su país, contribuyendo, asimismo, a la permanencia y exaltación del género, con muchas páginas de gran suceso, como el tango instrumental “La cachimba” y el cantable “Como la mosca”, con letra de Roberto Aubriot Barboza, que grabó Carlos Gardel en diciembre de 1930.
En 1907, concluyó sus estudios de piano, debutando profesionalmente en el cine Esmeralda, de la calle Jackson y Lavalleja, ejecutando música de salón, en los años del cine mudo.
Se desempeñó en dos populares sociedades milongueras: “La Trufa” y “La Piedra”. Muy joven, viajó por primera vez a Buenos Aires, donde fue contratado para actuar en los célebres cafés de camareras del barrio de La Boca.
A su regreso al Uruguay, tomó el lugar de su colega Harold Phillps, en el cabaret Moulin Rouge de la calle Andes y poco más tarde, formó rubro con el bandoneonista Minotto Di Cicco quien estaba haciendo sus primeras armas en el escenario tanguero.
Durante todo el año 1916, actuaron en varios locales entre ellos, en el Bar Chichilo y en el Café Nuevo, de la avenida 18 de Julio y Ejido.
Era un cuarteto que estaba integrado por sus directores, uno en el piano y el otro en el bandoneón y los violinistas Luciano Aturaola y Federico Lafémina.
Fueron a Buenos Aires, en 1917, para registrar una serie de temas para los discos Victor, entre los que se contó su famosa versión de “La cumparsita”, que por mucho tiempo se tomó como la primera grabación de este tango, pero luego se descubrió que no fue así; ese honor le correspondió a Roberto Firpo, un año antes, y apenas un mes después de haberla estrenado en el Café La Giralda.
Disuelta la orquesta Alonso-Minotto, continuó su carrera como director independiente y además, como pianista solista instalándose en Buenos Aires, entre 1918 y 1923.
En 1928, dirigió una orquesta clásica y un año después, alternó su tarea de solista con una nueva formación junto a Juan Baüer “Firpito”. Siguió haciendo música hasta el año 1937 cuando suspende sus actividades artísticas.
Finalmente, tuvo un fugaz regreso en la década del cincuenta, integró con Alberto Casablanca, Dante Sciarra y Tito Demicheri el conjunto “Cuatro Pianos para el Tango”, que hizo presentaciones en la radio, la televisión, dio conciertos en teatros y hasta realizó algunos registros fonográficos.
El hecho de haber escrito la historia de “La cumparsita”, que fuera editada en 1966, lo convierte en uno de los pocos músicos escritores del Uruguay, junto a Pintín Castellanos y Jaurés Lamarque Pons.
Además de “La cachimba” -que Alonso registró en solo de piano- y “Como la mosca”, le pertenece el tango “Puro cuento”, con versos de Francisco Ruiz París, grabado por varios intérpretes, entre ellos: Charlo dos veces, con Francisco Canaro (1928) y con Francisco Lomuto (1929); el Trío Irusta Fugazot Demare, en Barcelona (alrededor de 1930) y Armando Laborde con Juan D’Arienzo (1964).
Entre otras páginas de su obra, podemos mencionar: “La alborada”, “Leña seca”, “Nobleza criolla”, “Pebetita”, “Quereme nena”, “Yuyos”, “Pobre negro”, en colaboración con Aturaola; “Despertar”, “Tres de oro” y “Pobre hijo”, de los cuales no conozco ninguna grabación. También, hizo la zarzuela criolla, “Flor de trapo”.
FUENTES:
Legido, Juan Carlos: “La orilla oriental del tango. Historia del tango uruguayo”, Ediciones de la Plaza. Colección Testimonios. Montevideo, 1994.
Ferrer, Horacio: “El libro del tango”, Antonio Tersol Editor. Barcelona, 1980.
Academia del Tango del Uruguay, “Pianistas Uruguayos ”, en http://www.academiadeltangodelarou.com/content/tango38.htm.

Gustavo Leguizamón

Gustavo "Cuchi" Leguizamón (n. 29 de septiembre de 1917,
Salta - m. 27 de septiembre de 2000) fue un compositor argentino de música folclórica.

Nació en la ciudad de Salta a las 11:05 de la mañana. Hijo de José María Leguizamón Todd y María Virginia Outes Tamayo. Estuvo casado Ema O. Palermo. Tuvo cuatro hijos varones: Juan Martín, (51 años), José María (50 años), Delfín (48 años) y Luis Gonzalo (46 años).
Cuando tenía 20 años le comunicó a su padre que iba a estudiar Derecho, quien en cambio prefería que fuera a París para perfeccionarse. El Cuchi, no hizo caso y marchó a La Plata, donde en 1945 obtuvo el título de abogado.
No olvidaría jamás aquella estudiantina que lo llevaba a Buenos Aires a recalar en El Olimpo, un tugurio del Bajo donde se jugaba ajedrez. Allí conoció a Witold Gombrowicz, al que descubrió con unos botines rotosos pero inmensos. "El único que puede tener patas de ese tamaño -maquinó- es Ariel Ramírez". Y acertó, porque Ramírez le había regalado los zapatos al polaco Gombrowicz.
Cantó con el coro universitario, jugó rugby y después fue profesor de historia y filosofía, Diputado Provincial y ejerció durante treinta años la abogacía, hasta que decidió abandonar. Según sus palabras: "Estoy harto de vivir en la discordia humana. Me produce una gran satisfacción ver una vieja en el mercado tarareando una música mía. Una vez venía bastante enojado con todos estos inconvenientes que tiene la vida, y un changuito (muchachito) pasó en bicicleta, silbando la Zamba del pañuelo. Entonces lo paré y le pregunté qué es lo que silba: -No sé; me gusta y por eso lo silbo-, me contestó. Ya ves, ésa es la función social de la música".
En los años 1940, cuanto tenía algo más de 25 años, trenzó una amistad entrañable con el poeta Manuel J. Castilla, el hijo del jefe de la estación de Cerrillos, a quien en una de sus obras mayores le diría: "Padre, ya no hay nadie en la boletería". Al Cuchi, muchas veces con letra de Castilla, le debe la música argentina y universal, zambas, chacareras, carnavalitos, vidalas inolvidables en las que habitan el amor, la tragedia, la miseria, el sarcasmo, la ternura. Era un enamorado de la baguala ("Toda gran zamba encierra una baguala dormida: la baguala es un centro musical geopolítico de mi obra") pero también de Johann Sebastian Bach, Gustav Mahler, Maurice Ravel, Igor Stravinsky, Arnold Schönberg y sobre todo de Beethoven, al que definió con sabiduría como "definitivo". Pero no se quedó ahí, también admiró a otro genio argentino, Enrique "El Mono" Villegas, y a brasileños como Chico Buarque, Milton Nascimento, Vinicius ("Las corrientes de música popular americana más importantes están en Brasil") y el jazzista estadounidense Ellington. Capaz de organizar en Salta primero y en Tucumán más tarde conciertos de campanarios (literalmente, pues el sonido lo proveían los bronces de las iglesias), es cierto que Leguizamón saltó sobre el pentagrama y pulsó cuerdas, digitó teclados, sopló en maderas, cobres y cuernos, como se escribió alguna vez, a pura oreja. La prueba es que intentó también un concierto de locomotoras, fascinado por "ese instrumento musical maravilloso que tiene fácilmente dieciocho escapes de gas que son sonidos y un pito con el cual se pueden hacer maravillas, por no contar su misma marcha". Al principio -hasta hizo fundir una quena para agregarla a la máquina-, los ferroviarios lo miraban como a un bicho (animalejo) raro. Después se entusiasmaron. Los maquinistas lo saludaban con el saludo sonoro de la locomotora, que además le enseñaron a plasmar. En tiempos del presidente argentino Arturo Illia, Gustavo Leguizamón fue diputado provincial extrapartidario y en tiempos del gobernador peronista de Salta Roberto Romero, asesor cultural de la provincia. Fue entonces cuando embistió con mayor fiereza contra una burocracia sorda que impedía importar pianos y protagonizó en la Legislatura debates memorables para propender al descongelamiento cerebral. Capaz de respetar a Churchill tanto cuanto despreciaba a Thatcher, Malvinas fue para él una herida abierta pero no ciega, porque supo adjudicar responsabilidades cuando se preguntó por qué fuimos y no peleamos. Impensable en Buenos Aires, Leguizamón- que mascaba hojas de coca, y defendía la costumbre- fue parte del paisaje de Salta, a la que amó profundamente, desde los olores de sus yuyos (hierbas) secos hasta el aire que viene de la quebrada escondida por la cual Belgrano sorprendió a los españoles. Se casó con Ema Palermo, teniendo cuatro hijos de ella: Juan Martín(1961), José María(1963) Delfín Galo(1965) y Luis Gonzalo(1967). Es autor de las zambas más famosas y que representan a la cultura musical de Salta; la música popular; además de haber compuesto obras populares es un compositor que ha contribuido con su talento y su expresión al acervo cultural salteño. Sus obras son características por su armonía y ritmo por su riqueza melódica, su temática musical. Escribió entre otras: "Zamba del Pañuelo", "Zamba del Mar", "Zamba del Panza Verde" con Jaime Dávalos, "Chacarera del Expediente", "Carnavalito del Duende", "Zamba Argamonte" con Manuel J. Castilla, "Zamba para la Viuda" con Miguel Ángel Pérez, "Bajo el azote del Sol" con (Nella Castro). Su musicalidad y asonancia fue única y componía algunas de sus obras a la medida de la interpretación del Dúo Salteño con quien mejor acuñó las disonancias que emergían como duendes traviesos de las melodías. Su simpatía y espontaneidad (ocurrencias) brotaban a borbotones en la cotidianeidad Salteña. Ganó numerosos premios por su labor artística: Premio SADAIC, Premio Fondo Nacional de la Artes. Compuso una obra que Virtú Maragno la estrenara con la Orquesta Sinfónica de Santa Fe, es su "Preludio y Jadeo", compuso la música para la película "La Redada" - 1997 dirigida por Rolando Pardo) en la que además interpreta como actor a "Picaflor".
Falleció en Salta el 27 de Septiembre del 2000 a las 16:30 aproximadamente; dos días antes de que pudiera cumplir los 83 años de edad.

Seudónimo "Cuchi"

En quechua cuchi significa chancho. En Salta no se le otorga un significado peyorativo a la expresión. Cuando tenía apenas meses de vida a su madre le preocupaba su delgadez. En esa época le ofrecieron unos chanchos para ver si podía comprarlos, pero al verlos muy delgados exclamó "¡Pero están flacos como este cuchi!", mirando a su hijo.

 

Día Nacional de la Conciencia Ambiental

El 27 de Septiembre es el Día Nacional de la Conciencia Ambiental en conmemoración de los fallecidos como consecuencia del escape del letal gas cianhídrico en la
localidad de Avellaneda, en 1993.
Desde el año 1995, cada 27 de septiembre, se conmemora en nuestro país el “Día Nacional de la Conciencia Ambiental”. La Ley N° 24.604 -sancionada el 12 de diciembre de 1995-, declaró ese día, en memoria de las personas fallecidas como consecuencia del escape de gas cianhídrico ocurrido en la ciudad de Avellaneda (Buenos Aires), el 27 de septiembre de 1993. La mencionada Ley expresa además que todos los años en dicha fecha, se recordarán en los establecimientos educativos, primarios y secundarios, los derechos y deberes relacionados con el ambiente mencionados en la Constitución Nacional, siendo el artículo 41° el más significativo de todos.

La “Conciencia ambiental” implica conocer qué es el ambiente, cuáles son los problemas ambientales contemporáneos y qué podemos hacer desde cada uno de nuestros lugares. Se trata de tener conciencia de la conveniencia de actuar con respeto y compromiso hacia el lugar en el que nos toca vivir, teniendo siempre presente que el daño que le hacemos al ambiente nos lo hacemos a nosotros mismos y a las generaciones futuras.

El diagnóstico de la situación mundial indica que la dimensión y extensividad de los problemas ambientales actuales es significativa. Vale entonces la consigna de “pensar globalmente y actuar localmente”. La globalidad de los problemas nos conduce lógicamente a pensar en “el todo” (la región, el país, el mundo) mas nuestra acción y nuestros proyectos serán concretos y efectivos si actuamos en “el lugar” donde transcurre nuestro día a día.

En ese sentido, no hay estrategias mejores que la educación ambiental y la participación activa de la población. Los caminos citados implican forjar una “Cultura del Ambiente”, esto es, una cultura comunitaria que, concientizada de los problemas, principalmente los asociados a grados relativamente bajos de condiciones de vida de la población y conductas nocivas del estilo de desarrollo de nuestros países, conduzca a un actuar cotidiano que favorezca una relación amigable con el ambiente.

Por otra parte se entiende que la “cultura ambiental” debería basarse en la concientización de que el ambiente tendría que sustentarse en tres principios básicos: justicia, libertad y solidaridad. Esto implica crear condiciones para acceder a ambientes justos para todos, libertad para elegir y/o construir un ambiente digno (se trata de saber ¿cómo se desea vivir?), solidaridad, ya que sin ella y una clara aceptación de la pluralidad de identidades personales, no hay justica ni libertad

Día Mundial del Turismo

El 27 de septiembre fue designado por la Asamblea General de las Naciones Unidas el Día Mundial del Turismo.

Desde 1980, la Organización Mundial del Turismo (OMT) celebra el Día Mundial del Turismo el 27 de septiembre. Esta fecha fue elegida como aquel día en 1970, en que se adoptaron los Estatutos de la Organización Mundial del Turismo. La aprobación de estos estatutos se considera un hito en el turismo mundial. La principal finalidad del Día Mundial del Turismo es fomentar el conocimiento entre la comunidad internacional de la importancia del turismo y sus valores sociales, culturales, políticos y económicos.
La fecha del Día Mundial del Turismo resulta especialmente adecuada porque corresponde al final de la alta temporada turística del hemisferio norte y al comienzo de esa temporada en el hemisferios sur, cuando el turismo es tema de actualidad para cientos de miles de personas de todo el mundo pertenecientes a todos los sectores de la sociedad, para los turistas y, en particular, para el sector operacional.
En su duodécima sesión, en Estambul, Turquía, en octubre de 1997, la Asamblea General de la OMT decidió nombrar a un país de acogida cada año para actuar como socio de la Organización en la celebración del Día Mundial del Turismo.
Desde 1998, el Día Mundial del Turismo tiene como sede a un país diferente cada año. En la XII Cumbre de Estambul (Turquía), se decidió que anualmente un país fuera anfitrión para conmemorar el Día Mundial del Turismo, significa que solo los países que sean miembros de la OMT pueden ser elegidos para dicha conmemoración
En la XV Cumbre en Beijing, China; se decidió la rotación geográfica del Día Mundial del Turismo desde el 2006. La rotación empezó en dicho año así para el 2006 fue Europa, 2007 Asia Meridional, 2008 América, 2009 África, 2010 Asia, 2011 África, 2012 Europa, 2013 Asia Meridional, 2014 América, 2015 África.
El Secretario General de la Organización Mundial del Turismo (OMT) difunde cada año un mensaje para señalar esta celebración.

 

jueves, 26 de septiembre de 2013

FRANCISCO ROTUNDO


Pianista, compositor y director
(4 de noviembre de 1919 - 26 de septiembre de 1997)
Nombre completo: Francisco Luis Rotundo
 

ue una orquesta prolija, acompasada y por sobre todo al servicio del cantor, quien podía desarrollar cualquiera fuere su estilo, todo su potencial vocal, su personalidad, su fraseo, en una simbiosis que daba por resultado, una perfecta armonía entre la música y el canto.
Así desfilaron por su formación cantantes de la talla de Carlos Roldán, Mario Corrales, Floreal Ruiz, Enrique Campos, Julio Sosa, Jorge Durán, Alfredo del Río, todas voces que lograron llegar al alma del público tanguero.
Nació en Buenos Aires, en el barrio de Belgrano. Hijo de un importante empresario de la industria del papel, luego de la muerte de su padre asumió la conducción de la empresa. Desde niño dada su inquietud por la música, comienza a estudiar piano y obtiene él titulo de profesor, ejerciendo como tal en distintos conservatorios.
A los 17 años arma su primera formación y en 1944 gana un concurso de orquestas típicas que se realiza en el tradicional salón "Palermo Palace". Debuta en los carnavales de 1945 en el club San José de Flores del barrio homónimo, colaborando en la presentación y glosas, el poeta Carlos Waiss.
Durante 1947 triunfa en un palco tanguero de la calle Corrientes, nada menos que el Café Nacional, a partir de ese momento su orquesta con arreglos de su primer bandoneonista Ernesto "Tití" Rossi y en cuya línea de bandoneones participaba también Luis Stazo, comienza a desarrollar una importante participación en los bailes. Sus cantores eran Horacio Quintana y Aldo Calderón.
Pero no era lo que pretendía Rotundo que observaba que en las más importantes orquestas el éxito pasaba, fundamentalmente, a través de sus vocalistas. Llegó a la conclusión con su amigo músico y arreglador "Tití" Rossi, que debía contratar a vocalistas de gran cartel. Por tal motivo , a fines de 1948, convocó a Carlos Roldán que estaba en Montevideo y después, en marzo de 1949, a Mario Corrales, que había dejado la orquesta de Osmar Maderna. Este último permanece un año, para luego pasar ala orquesta de Carlos Di Sarli, quien le cambia el nombre por el de Mario Pomar.
Luego de los carnavales de 1949, Rotundo seguía con la idea de incorporar a una figura consagrada. Le sugiere a Rossi tentar a Floreal Ruiz en pleno éxito con Troilo. Parecía imposible concretarlo pero luego de varias reuniones lo convenció a Floreal, con una propuesta de $ 100.000, parte de ello sirvió para indemnizar a Troilo y a la RCA-Victor. Además de ese dinero, firmaron un arreglo de $ 3000 por mes durante 40 meses.
En julio de 1948, Floreal Ruiz abandona a Troilo y debuta en octubre con Rotundo. La orquesta a partir de ese momento pasó de hacer tres shows por mes a más de veinte, en los mejores cabarets. También llegó la radio y la época de los éxitos discográficos. La excelente campaña de Floreal con Rotundo se desarrolló desde 1949 hasta 1957, quedando grabados 25 temas, algunos de gran suceso como "Un infierno", "Melenita de oro", "Infamia", "Esclavas blancas".
En 1952, Rotundo produce un nuevo impacto comercial con la contratación de Enrique Campos, quien logra desarrollar con Rotundo una de las etapas más brillantes de su carrera, dejando grabadas obras de antología como los tangos "Libertad", "Llorando la carta", "Ebrio", y quizás la más perfecta interpretación a dúo, con Floreal Ruiz del vals de Charlo y José González Castillo, "El viejo vals", récord de ventas.
En 1953 al desvincularse Julio Sosa de la orquesta Francini-Pontier, es tentado por Rotundo a integrarse a su equipo. Le ofrece la suma de $ 5000 por mes. Este acepta inmediatamente. Durante los dos años que Sosa permanece con la orquesta, logra lo que sería luego, el estilo que lo impondría como solista y que lo llevaría a ser una de las grandes voces del tango. Sus temas: "Justo el 31", "Mala suerte", "Bien bohemio", "Levanta la frente", "Dios te salve m'hijo", "Secreto", batieron todos los pronósticos comerciales.
Al final del año 1955 también tuvo su paso por la orquesta otro gran vocalista, Jorge Durán, quien deja grabados dos temas, el vals "Poema para mi madre" y el tango "Sus ojos se cerraron", registrados en el mes de diciembre de ese año.
La última gran contratación de Rotundo fue la del cantor Alfredo del Río -aquel cantor de Alfredo Gobbi- testimonio de lo cual son sus dos registros: "Todavía estas a tiempo" y "Destino en flor".
El último cantor de esta etapa tan brillante de Rotundo fue Roberto Argentino, quien graba un solo tema el tango, "Qué tarde has venido".
Todas estas grabaciones fueron hechas en el sello Pampa, que era subsidiario de la empresa Odeón.
A raíz de la más cruel persecusión política y por sus ideas peronistas, fue prohibido como tantos hombres del mundo de la cultura nacional y popular. Su esposa, la destacada cancionista Juanita Larrauri, también fue perseguida y terminó encarcelada por haber sido amiga personal de Eva Perón y senadora de la Nación. En su encierro compartió horas con un señor en la vida y en el arte don Hugo del Carril. A causa de estos episodios, Rotundo volvió a su empresa papelera.
Muy pocas orquestas en tan poco tiempo, apenas ocho años, lograron la popularidad de Francisco Rotundo.
Como compositor junto a Reinaldo Yiso, logró un significativo éxito con el tango "Un infierno" en las versiones de Floreal Ruiz y Alberto Morán, además compuso el tango instrumental "Para florearse", "Siempre tu voz", "Rezongo malevo", "Un cariño", "Sin remordimiento" y junto a Ernesto Rossi un tango dedicado al club de fútbol Estudiantes de La Plata.
A fines del 60 abandona la conducción de su imprenta y vuelve por unos años a su viejo amor; la música. Convoca a su amigo y hermano "Tití" Rossi e inaugura primero en el barrio de Liniers y luego en Villa Luro, su local "La Casa de Rotundo", donde armó una nueva orquesta. Por ese escenario pasaron figuras estelares de nuestra música ciudadana: Jorge Casal, Carlos Roldán, Alfredo del Río, Mario Bustos y Alfredo Dalton, también el maestro Horacio Salgán.
Rotundo además de ser un grande del tango, fue un amigo, con códigos y hombría de bien, injustamente olvidado y que hoy rescato en esta colaboración para Todo Tango.


 
26 DE SEPTIEMBRE

1943 - Nace en el barrio Las Cejas (Santiago del Estero), Juan Serafín Saavedra, bailarín, zapateador, malambista, coreógrafo. Integró Los Indianos (con sus sobrinos Koki y Pajarín Saavedra), Los Santiagueños (con Peteco Carabajal y Jacinto Piedra) y Los Nativos. Paseó su arte por el mundo. Hermano de Carlos Saavedra
Día del Empleado de Comercio

Declárase el día 26 de septiembre como el día del empleado de comercio.
Sancionada: Noviembre 11 de 2009
Promulgada de Hecho: Diciembre 10 de 2009

El Senado y Cámara de Diputados de la Nación Argentina reunidos en Congreso, etc. sancionan con fuerza de Ley:
ARTICULO 1º — Establécese como descanso para los empleados de comercio, el día 26 de septiembre de cada año, en que se conmemora el "Día del Empleado de Comercio".
ARTICULO 2º — En dicho día los empleados de comercio no prestarán labores, asimilándose el mismo a los feriados nacionales a todos los efectos legales.
ARTICULO 3º — Comuníquese al Poder Ejecutivo nacional.
DADA EN LA SALA DE SESIONES DEL CONGRESO ARGENTINO, EN BUENOS AIRES, A LOS ONCE DIAS DEL MES DE NOVIEMBRE DEL AÑO DOS MIL NUEVE.
— REGISTRADA BAJO EL Nº 26.541 —
JOSE J. B. PAMPURO. — EDUARDO A. FELLNER. — Enrique Hidalgo. — Juan H. Estrada.


Día Marítimo Mundial

Tema para el Día Maritimo Mundial de 2013 - Desarrollo sostenible: la contribución de la OMI más allá de Río+20

Una de las consecuencias del hundimiento del Titanic en 1912, en el que perecieron más de 1.500 personas, fue la adopción, dos años más tarde, del primer Convenio Internacional para la Seguridad de la Vida Humana en el Mar (el convenio SOLAS). La versión de 1914 de este convenio fue gradualmente sustituida por, respectivamente, SOLAS 1929, SOLAS 1948, SOLAS 1960 (adoptado por el OMI, conocido entonces como la Organización Consultiva Marítima Intergubernamental, OMCI), y SOLAS 1974. Este último sigue en vigencia aunque ha sido enmendado y actualizado en numerosas ocasiones.
Este año, el lema es: «Desarrollo sostenible: la contribución de la OMI más allá de Río+20», el cual se dio a conocer en la sede de la OMI el 7 de enero de 2013. Se distribuirán, según proceda, la documentación y el material conexo inspirados en el lema para 2013. La tradicional recepción diplomática para conmemorar el Día se celebrará en la sede de la OMI el 26 de septiembre de 2013.
El evento paralelo del Día Marítimo Mundial 2013 se celebrará en Perú, por amable invitación del Gobierno del Perú.

 

miércoles, 25 de septiembre de 2013

LUCIANO LEOCATA

Bandoneonista, director y compositor
(25 de septiembre de 1915 - 5 de junio de 2012)

o supongo que desde el vientre de su madre, doña María
Josefa Recúpero, el arte del bandoneón le había sido concedido por Dios y la vida. Su padre, Salvador, quien con su esposa y su hijo Cayetano de 14 años, un día deciden dejar su querida Sicilia y llegarse hasta la Argentina en 1890. Se afincaron en el barrio de Almagro. Salvador enseguida halla trabajo como empedrador de adoquines.
Ya en esta tierra nacen: Graciana, Luciano y más tarde Sebastián, quien luego se sentiría durante la adolescencia, colega de su hermano en el estudio del bandoneón. Al mismo tiempo, comienza sus estudios en el colegio Corvalán, sito donde actualmente se encuentra el hospital Santoyani.
Cuenta el maestro que Santoyani era propietario de muchas tierras, entre ellas diez manzanas que fueron loteadas y puestas a la venta; la modalidad de pago –agrega– era, en este caso de $ 23 m/n por mes. El terreno tenía como mínimo 70 metros de largo; su padre, con su modesto trabajo de empedrador de adoquines, mantenía a su familia, pagaba el terreno y construía la casa. Leocata recuerda este tramo de su vida con muchísima emoción: «La quinta que había hecho mi padre, el limonero, los frutales, mi madre con el delantal bordado a mano y mis hermanos menores correteando entre aquel terreno, que en nuestra pequeñez veíamos ¡tan inmenso!
«Un día —rememora— mi padre recibe una carta en donde se le anuncia la muerte del señor Santoyani, y que éste en testamento de última voluntad, decide que todos los compradores de sus terrenos, quedan con las cuotas saldadas. Lo que nos sucedía era oro en polvo y mi madre, emocionada, siempre bendecía esta tierra.
«Aproximadamente a los 13 años, de noche, oía a alguien tocar un instrumento: era el bandoneón, y me iba embelesando desde mi casa, al oír cómo tocaba esa persona a la que ni siquiera veía, pero ese sonido me enamoró».
Su hermano Cayetano, conoce a un violinista del Teatro Colón: le habla y, con él, Luciano comienza a estudiar solfeo durante un año. Al concluir, le dijo que ya no le enseñaría más porque sabía el método completo: “Decile a tu hermano que te busque a alguien que te enseñe el bandoneón”, le sugirió.
¡Y por supuesto que se lo consiguió! Su nuevo profesor sería José Lopresti; con él estudió un año y medio, y otra vez se vuelve a repetir la misma frase: “Ya no te puedo enseñar más, pero enfrente hay un amigo, Juan Barraco, con él terminarás tus estudios”.
Su espíritu apacible pero inquieto, ya se había encargado de que su sueño se hiciera realidad: ya comenzaba a tocar en los cafés y clubes de su barrio, con la orquesta de Juan Pedro Castillo. Los mismos oyentes hacen correr la voz de que había “un chico” que tocaba muy bien el bandoneón.
Es así como llega a los oídos de José Tinelli, quien personalmente fue al café a sacarse las dudas. Al finalizar los temas, se cruza con el joven Leocata y le dice si deseaba ir a Radio Stentor a tocar con él, con su orquesta. Por supuesto, Leocata le contesta afirmativamente, y a los cinco días va a ensayar con: «¡Nada menos que el maestro Tinelli, en su casa! Tinelli en piano y yo en bandoneón».
Un solo día le bastó al director para reconocer sus virtudes; tal es así que al despedirse le entrega todo el repertorio de la orquesta, diciéndole estas imborrables palabras: «Pibe, estudia esto y luego lo ensayamos con la orquesta». Con su genio artístico y mental, en menos de un mes logró estudiar todo el repertorio.
Cinco audiciones semanales en Radio Stentor tuvieron con gran éxito y ya las personas lo pedían, identificándolo a él con la orquesta de Tinelli; con la que también incursiona en teatro, entre 1934 y 1935, primero en el Apolo, con la obra “Virgencita de madera”, cuyos autores eran los hermanos Ratti. Y en 1936 cambia de teatro y de obra, esta vez en el San Martín de la calle Esmeralda. La comedia se llamaba “Espionaje en septiembre”. Como primer actor, el popular Pablo Palitos.
«Jamás olvidaré aquella formación primera, ya que constaba de 4 bandoneones, 3 violines, contrabajo y piano con el maestro Tinelli, y por supuesto, las voces de los cantores Rodolfo Martínez y Chola Bosh, quien con el tiempo llegó a ser la esposa de Tinelli; mientras tanto todo se seguía oyendo por Radio Stentor y mi popularidad comenzaba a crecer».
Contrajo matrimonio con Aída Emma Gagliardino el 16 de enero de 1943, fue y es su compañera de toda la vida. Se conocieron hacia 1940, cuando ella tenía 17 años y él 24. Tuvieron dos hijas, Elba y Susana, quienes les han dado cinco nietos y tres bisnietos.
Luego de aquella hermosa experiencia de dos años, se incorpora a la orquesta de Florindo Sassone, en la que contribuyó con su arte por más de quince años.
En aquellos tiempos Sassone era director orquestal de Radio El Mundo y, por ende, artista exclusivo de dicha radio ¡por quince años!... Con él tuvo por el país giras artísticas que duraban más de 30 días consecutivos en cada provincia. La gente de las provincias deliraba de emoción y entusiasmo; además, Radio El Mundo se oía en toda la nación, y gracias a ella eran conocidos los artistas. Estas giras eran tan agotadoras que sólo podían hacer tres o cuatro al año.
Leocata desde siempre fue compositor. En 1948 presenta “Y volvemos a querernos”. Por supuesto, fue estrenado en Radio El Mundo, con el cantor Jorge Casal; fue un éxito tan grande, que también decidió grabarlo el maestro Osvaldo Pugliese, artista exclusivo de Radio Belgrano, quien lo estrena con Alberto Morán. Obsérvese qué curiosidad: el nuevo tango era estrenado simultáneamente en dos radios distintas, en dos horarios distintos, por dos orquestas distintas y por dos cantores distintos. Por la tarde en Radio El Mundo con la formación de Sassone, y por Radio Belgrano, por la formación de Pugliese en la noche.
Pero hay otra curiosidad: cuando Leocata y Abel Aznar intentaron registrar en SADAIC ese tango con el nombre de “Volvemos a querernos”, no fue aceptado porque una obra homónima lo impedía; entonces agregaron la letra “Y” al comienzo, iniciando así una serie de obras de la misma característica: con Aznar registró “Y mientes todavía”, “Y no te voy a llorar”, “Y todavía te quiero”, “Y te tengo que esperar”, “Y todo es mentira”, “Y rogaré por vos” (vals), “Y no te creo”. También se valió del mismo recurso en “Y uniremos nuestro amor”, con Dastrom; “Y yo tenía quince años”, “Y te acordás que fue una tarde”, y “Y no me cuentes tu tristeza”, con Damián Tucci; “Y fue en aquel mes de mayo”, con Montecchio y Collia; “Y este es el amor”, con Collia; “Y quiero estar a tu lado”, con Margarita Vasollo; “Y la vida sigue igual”, y “Y para qué seguir fingiendo”, con Oscar Fresedo; “Y mentira fue tu amor”, con Félix Arena; “Y no pudieron separarnos”, con Alfredo Dalton; “Y fue un sueño imposible”, y “Y le canto a mi ciudad”, con Juan Luis Ricardi; “Y estás desesperado”, con Carmen Bove; “Y quiero que vuelvas a mí”, con Diego Schilaci y Miguel Salamó; “Y deshojando el tiempo”, con Selva Pérez; “Y vivamos nuestro carnaval”, con Jacinto Alí; “Y hoy vuelvo a revivir”, con Norberto Roldán; “Y no fue sin querer”, con Jorge Fernández; “Y la quise con locura” (vals), y “Y pretendes que empecemos otra vez”, con Enrique Mora; “Y fue tan solo por amor”, con Jorge Fiorentino.
Otros de sus temas: “Milonga de Buenos Aires”, con Oscar Fresedo; “Fayutelli”, y “Luz y paz”, con Shillaci y Collia; “Decís que soy muy celoso”, con Sebastián Leocata; “No quiero perderte”, con Horacio Parmeiro; “Muchacha porteña”, con Sebastián Leocata y Jorfer; “Aquel regalo” (instrumental).
Pero volvamos a los años 40 cuando el famoso Alberto Castillo decide crear su propia orquesta, y Leocata es convocado por Enrique Alessio, quien sería el director de la misma, formando parte de ella durante diez años, desde 1944 hasta 1954. Luego, el solista Héctor Pacheco lo convoca para que lo acompañe. Juntos recorren emisoras, salones, bailes durante cuatro años, y al notar el éxito que siempre lo seguía, Leocata decide formar su propia orquesta. Y llega el 3 de marzo de 1959, cuando debuta con su formación en Radio Belgrano, donde permanece seis años consecutivos; toca al mismo tiempo en el cabaret “Marabú”, también en “El Avión de la Boca”. Pasa por el “Sans-Souci” de la calle Corrientes al 800, justo enfrente del teatro “El Nacional”. Ya sus temas se oían en todos lados, y lo que hacía se convertía en éxito. Entre los sellos Music Hall y Vaivén deja 50 grabaciones.
Entre los cantores que lo acompañaron: Oscar Macri, Roberto Chaleán, Norberto Roldán y Norberto Natale.
En la actualidad esta gloria de la música popular argentina continúa en plena actividad, en su cargo de director del Museo de SADAIC.

martes, 24 de septiembre de 2013

RODOLFO BIAGI

Pianista, director y compositor
Apodo: Manos Brujas
(14 de marzo de 1906 - 24 de septiembre de 1969)



Lograr un estilo y una personalidad inconfundible, dentro de una modalidad musical muy simple, no deja de tener un gran mérito. Es el caso de Rodolfo Biagi, que nació en el porteño barrio de San Telmo.
Una vez terminado la escuela primaria, abandonó sus estudios para dedicarse a la música, en contra del criterio de sus padres, quería estudiar violín y sus padres le propusieron un trato; le compraban el instrumento pero él debía ingresar a la Escuela Normal de Profesores "Mariano Acosta". Rodolfo fue inscripto en el conservatorio del diario "La Prensa", allí descubrió que su verdadera vocación era el piano.
A los 13 años, y sin que sus padres lo supieran, debutó como pianista poniéndole fondo musical a las películas mudas de un cine de barrio. En una de esas noches, Rodolfo tuvo la suerte que concurriera al cine el maestro Juan Maglio (Pacho), que quedó impactado al escuchar al precoz pianista y lo invita a tocar con él. Tenía sólo quince años.
Luego pasó a integrar la orquesta del bandoneonista Miguel Orlando, en el cabaret "Maipú Pigall".
Una noche de 1930 José Razzano lo fue a ver y le propuso acompañar a Carlos Gardel en algunas grabaciones. Y así fue, el primero de abril de 1930 graba, para el sello Odeon, junto al violinista Antonio Rodio y las guitarras de Aguilar, Barbieri y Riverol, los tangos "Viejo smoking", "Buenos Aires" y "Aquellas farras", el foxtrot "Yo nací para ti, tu serás para mí" y el vals "Aromas de El Cairo".
Gardel lo invita a una gira por España y Biagi no acepta; pasa entonces a integrar la orquesta de Juan Bautista Guido, luego integra la orquesta de Juan Canaro, allí conoce a Juan Carlos Thorry junto a quien compone el tango "Indiferencia".
Siempre cono pianista de Juan Canaro viajó a Brasil. A su regreso dejó la orquesta de Juan Canaro y permaneció inactivo durante un tiempo.
Era asiduo concurrente del cabaret "Chantecler", donde tocaba su amigo Juan D'Arienzo, el pianista de la orquesta era Lidio Fasoli, famoso por su impuntualidad. Una noche D'Arienzo decide reemplazarlo y le propuso a Biagi que integrara su orquesta.
En el transcurso de 1935, D'Arienzo, con el joven y experimentado pianista y su ejecución nerviosa y rítmica, definió para siempre su inconfundible estilo. Durante los casi tres años que estuvo con D'Arienzo, consagró una manera de tocar que luego seguirían Juan Polito y Fulvio Salamanca, los pianistas que le sucedieron.
La orquesta de D'Arienzo se presentaba en el cabaret "Chantecler", en LR1 radio El Mundo, en bailes de clubes, en exitosas giras y actuó en la película "Melodías Porteñas" de Enrique Santos Discépolo. Su actuación con la orquesta dejó 71 registros discográficos.
En 1938, Biagi se separa de D'Arienzo para formar su propia agrupación, debutando el 16 de septiembre de 1938 en el cabaret "Marabú".
Tanto la orquesta de Biagi como la de D'Arienzo consolidaron las posiciones interpretativas tradicionales del tango, centralizando el interés del público adicto al baile, con repertorios especialmente basados en la exhumación de antiguas obras adaptadas a sus modos de expresión musical.
Su actuación en Radio Belgrano le valió su apodo de "Manos Brujas", que era un foxtrot de José María Aguilar que ejecutaba al comienzo de cada presentación de su orquesta
Su primer cantor fue Teófilo Ibáñez, exitoso intérprete de los tangos "Gólgota", "La Novena" y la milonga "Campo afuera". Luego lo sucedió Andrés Falgás que se consagró con "Queja indiana", "Griseta", "La chacarera" y "Cicatrices".
Luego vino tal vez el cantor de mayor éxito en la orquesta; Jorge Ortiz, que luego se fue con Miguel Caló, pero al poco tiempo volvió con Biagi, con quien se sentía mas identificado. Sus grandes impactos fueron "Yuyo verde", "Indiferencia", "Pájaro ciego", "Misa de once" y "Soledad la de Barracas".
También pasaron por su orquesta: Alberto Lago, Alberto Amor y Carlos Acuña. Este último se lució con los tangos "A la luz del candil", "Lonjazos" y con una de las mejores interpretaciones del tango "Uno".
En el año 1942, actuó en Chile con un éxito sin precedentes.
En su orquesta también cantaron Carlos Saavedra, Carlos Heredia, Carlos Almagro y Hugo Duval, quien permaneció en su orquesta hasta su disolución y, junto Jorge Ortiz, fue una de las dos voces emblemáticas de Biagi. Como curiosidad se destaca el hecho de que en su orquesta nunca actuó una mujer.
Al comienzo de la década del cincuenta fue la primera en presentarse por la flamante televisión argentina. Por la misma época fue figura central del famoso programa "Glostora Tango Club" de radio El Mundo.
Durante su trayectoria, Biagi tuvo la colaboración de destacados músicos. Entre los bandoneonistas figuraron: Alfredo Attadía, Miguel Bonano y Ricardo Pedevilla. Como violinistas estuvieron Marcos Larrosa, Claudio González y Oscar de la Fuente, quien además fue su arreglador.
A pesar de ser pianista, también contó con un ejecutante de ese instrumento. Fue Juan Carlos Giampé, quien los domingos lo reemplazaba en la radio para poder asistir al hipódromo.
Durante 17 años grabó para el sello Odeon, luego pasó a Columbia y finalmente a Music Hall.
Su obra como compositor, sin ser extensa, fue muy popular. Compuso el tango instrumental "Cruz diablo"; con letra de Carlos Bahr: los valses "Amor y vals", "Como en un cuento" y el tango "Humillación"; con Francisco Gorrindo los tangos "Gólgota", "Magdala" y "Por tener un corazón"; junto a Homero Manzi las milongas "Campo afuera" y "Por la güella"; en colaboración con Rodolfo Sciammarella el tango "Dejá el mundo como está"; con Carlos Marín "Oh, mama mía" (tango); junto a Juan Carlos Thorry el tango "Indiferencia".
En la televisión tuvo una gran presencia y fue estrella del programa "Casino Philips", por Canal 13.
La última vez que Biagi actuó ante su público fue el 2 de agosto de 1969, en el Hurlingham Club. Cuarenta y un días después, el 24 de septiembre, murió repentinamente a causa de una desmedida baja de presión. Recordémoslo con más "sonrisas que lágrimas", evocando su gran éxito "Lágrimas y sonrisas", hermoso vals de Pascual de Gullo.

Luis Domingo Berho
 
Nació en Lobería, cuando el siglo XX tenía 25 años. Aunque
Berho tuvo muchos nacimientos (y demasiadas muertes) en diversos lugares. Berho nació varias veces en los caminos, pues Luis Domingo se hizo linyera, o quizás, la vida y la Poesía le exigieron a Berho que asumiera tal condición, tal vez para aprender el otro color de la riqueza, para distinguir quién es el auténtico pobre y rico, del vivir. “Tanto andar por las orillas/ del camino carretero,/ sabía más que un ingeniero/ de puentes y alcantarillas./ Rejuntador de colillas,/ linye de pocas ganancias./ Hacía largas distancias/ por los llanos y los cerros,/ y peleando con los perros/ recorría chacras y estancias” De esta manera, Luis Domingo Berho nos enseña que pobre es el que no se hace dueño de la riqueza de su día: “Dueño de campos y arroyos,/ no lo paró el alambrao./ Sin rumbo pero rumbiao, / por esos caminos criollos./ En ser libres sin escollos/ con el viento competía./ Pudo arrullar su agonía/ alguna canora orquesta./ Y el eco de una protesta/ se perdió en la lejanía”
Berho nos da clases de riqueza, pobre, es el que no consigue alcanzar los tesoros simples de la arpillera: “Hoy te canto alpillera/ que serviste pa´todo uso. /¿Qué fue lo que no se puso / en una bolsa cualquiera?/ aunque viniste de ajuera/ para embolsar los cereales, tus servicios fueron tales/ que hoy decirte necesito/ que ocupás un lugarcito/ en las cosas nacionales” Luis DomingoBerho es el biógrafo de nuestras pequeñas grandes cosas (pequeñas grandes riquezas), así, con maestría, retrata, la cocina de chacra: “Cocina vieja cocina/ que jué de siete por cuatro./ lugar donde fuera el teatro/ de la reunión campesina...Aquí se afiló un cuchillo,/ por acá se pasó el amargo,/ aquí estaba el banco largo/ bien lavao con el cepillo...Aquí jué la choriciada/ y el baile con acordeón;/ aquí se colgó el jamón/ y la caña choricera,/ cerquita de la arpillera/ del cielo raso panzón...Aquí se sintió el olor/ que da la leña de vaca,/ o el del guiso que se saca/ con paciencia y con amor/ Aquí se sintió calor/ la noche más invernal”
Hay en la poesía caminante de Berho un tono elegíaco, es decir, un lamento por lo perdido. Quizás por el mundo perdido de las pequeñas cosas, así el poeta linyera nos revela el universo del viejo sulki: “Al mirarte sulki viejo/ tirao atrás de un galpón,/ cabrestiando al corazón/ con rumbo al pasao me alejo” Detengámonos en el último verso: “con rumbo al pasao me alejo” La genialidad de este verso consiste en que el sulki, que tanta huella ha desandado, y que ya inmóvil, asume el resignado camino, el de volver al pasado: “con rumbo al pasao me alejo” En el mismo tono nostálgico, Luis Domingo Berho nos retrata el molino roto: “Hace ya unos cuantos años/ que ni un chorro de agua saca,/ toda la torre se hamaca/ y chillan los travesaños./ Se le han oxidado los cañas/ y le falta la sopapa” pero son los versos siguientes donde expresa el dolor que siente el molino por dejar de haber sido: “Como nadie lo arregló,/ así jué quedando en ruina, /por eso cuando rechina/ suelta una queja estridente/ que va a clavarse doliente/ en el alma campesina” Abundan, en la obra del poeta linyera, las elegías a los objetos cercanos, por ejemplo, a la Guitarra perdida” “Con vos yo le canté a ella/ y a mi pasao errabundo/ porque vinimos al mundo/ los dos con la misma estrella;/ guitarra, en alguna huella/ despertarás de tu sueño/ y sonarás con empeño/ si te ves acompañando/ a un criollo que esté cantando/ las milongas de tu dueño” Una especie de despedida a la última gaviota del día: “Murió en la tranquera rota/ la víbora de la senda/ y volando a media rienda/ iba la última gaviota./ Salió una estrella grandota/ pa´las otras de siñuelo/ y en el campo azul del cielo/ ya iban siendo numerosas,/ las semillas luminosas/ que se habían sembrado al vuelo” Y así hallamos despedidas a los boliches de antes: “Vos fuiste un boliche de antes,/ y hoy en tus horas de calma,/ por ahí no pasa ni un alma,/ reseros y caminantes”Aunque de todas formas, la gran elegía de Luis Domingo Berho, el himno de las despedidas de su obra es “Estación de vía muerta”: “Estación vieja y deshecha/ que fuiste todo alegría,/ cuando era una romería/ el tiempo de la cosecha./ Hoy parece que te pecha/ el mancarrón del olvido./ Quien sabe pa´ande se ha ido/ bolseros y capataces;/ hombres fuertes y capaces/ que pa´siempre se han perdido”
La Poesía de Berho tiene la virtud de enseñarnos la hermosa lejanía de lo cercano, los mundos posibles, latentes en lo cotidiano, en su obra, las cosas se parecen a la gente, las cosas forman parte del alma del paisanaje, es el caso del alambre: “el alambre es un invento /al que no se da importancia/ y al que le debe la estancia/ utilidades sin cuento. Fue el alambre el elemento/ para lotear la pastura,/ protegió la agricultura/ y al resguarda tanto monte, / modificó el horizonte/ de nuestra inmensa llanura” El talento del poeta nacido una vez en Lobería y muchas tantas otras en los caminos, es el de reconocer en los objetos que lo rodean, un mundo donde la ternura es posible, él nos enseña a comprender con la lucidez de lo sencillo, la utilidad del alambre: “Cuando al hombre de trabajo/ la ropa se le rompía,/ con alambre la cosía/ por grande que fuera el rajo...cuando una tormenta viene/ o si el tanque ya está lleno, /un alambre tira el freno/ y el molino se detiene...cuando la leña era escasa/ y había que juntar cardo,/ con un alambre de fardo/ se traía pa´la casa...a una guitarra viejona,/ con mucha milonga encima,/ de alambre le vi la prima/ pa´envidia de la bordona.”
Luis Domingo Berho, el poeta linyera, traza un auténtico mapa cultural del hombre de campo, no hay manuales, ni reseñas históricas que pinten tan fielmente al pueblero, por ejemplo, al alambrador: “Temprano en la vagoneta/ salió pa´alambrar el cuadro./ alzó tenazas, taladro,/ pala de punta y barreta...y antes de que el sol saliera/ ya pa´l potrero ha rumbiao,/ pa´tirar un alambrao/ derechito a la bandera” Este poeta errante, también retrata al esquilador, pero no como un personaje pintoresco, sino que plasma su drama: “Abrojo que pincha feo./ Agarrador que se afana./ Playero juntando lana,/ a quien llaman benteveo./ El balido, el forcejeo,/ Puño que al final se apura/ pelando la última pata./ Y cambia por unas latas/ el dolor de la cintura” Lo mismo hace con el sacador de papa, con sus versos, don Berho, nos permite recuperar este oficio: “Sacador del campamento/ que sobre el suelo tendés,/ y en la rodilla ponés/ el plato de tu sustento./ Rival del sol y del viento,/ que ante el surco no se arrolla.../ Pa´vos mi décima criolla.../ y esa papa que sacás,/ que no te falte jamás/ cuando hay que echarle a la olla”
La Poesía de Luis Domingo Berho no sólo nos permite recuperar un antiguo paisaje espiritual del campo, y el retrato fiel de sus hombres, sino que la genialidad de su obra consiste en la mirada filosófica con que consigue pintar el mundo familiar. Donde decenas de gaucho sólo veían una mera tranquera, don Berho contemplaba la gran metáfora del transcurrir la vida: “Por vos los enamoraos/ con esperanza pasaron./ Por vos en el sulki entraron/ los novios recién casaos./ A mercachifles cargaos/ les diste entrada y salida/ y en la última partida/ con un perro de cortejo/ por vos salió el vasco viejo/ cuando se jué de la vida”

lunes, 23 de septiembre de 2013

FRANCISCO FIORENTINO

Cantor y bandoneonista.
(23 de setiembre de 1905 – 11 de setiembre de 1955) 


Francisco Fiorentino fue sin duda el arquetipo del "cantor de la orquesta", concepto que describe sintéticamente la principal característica del tango de los años cuarenta, donde el cantor era un integrante de la formación al igual que los músicos.
Fiorentino y Troilo conformaron un afiatado engranaje, un acople perfecto donde la orquesta se lucía en una larga introducción para luego generar el marco adecuado y necesario para que el cantor se destacara.
No fue un virtuoso, su voz era pequeña y su dicción confusa, pero estas características técnicas no impidieron su impresionante éxito. En mi concepto, resultan antológicas sus interpretaciones de los tangos, "Gricel", "Garúa" y "De barro", del vals "Tu diagnóstico" y de la milonga "Mano Brava".
Su personalidad, su buen gusto y la dirección permanente de "Pichuco" dieron como resultado un cantor intimista, de gran calidez interpretativa que supo conmover a su público, convirtiéndose en un hito en la historia de los vocalistas de tango.
Su vida artística junto a Troilo duró seis años, debutó el primero de julio de 1937, en el cabaret Marabú y se desvinculó en marzo de 1944.
Pese a su corta vida, su trayectoria en la música fue extensa y cambiante. Comenzó tocando el bandoneón, recibió el instrumento como regalo de su hermano Vicente y comenzó a estudiar en el Conservatorio de Minotto Di Cicco, destacado ejecutante uruguayo que fue durante años primer bandoneón en la orquesta de Francisco Canaro.
Sus primeras presentaciones las hizo en conjuntos que integraba junto a su hermano Vicente, que era violinista, actuando en cines y cafés de todo el país, al mismo tiempo comienza a cantar como solista en algunas emisoras de radio y en otros escenarios porteños.
En 1928 se le da una gran oportunidad al ingresar como bandoneonista en la orquesta de Francisco Canaro, quien se da cuenta de las cualidades de Fiorentino dejándolo actuar en algunas ocasiones como estribillista.
A partir de entonces continúa en esa doble función de bandoneonista y estribillista integrando numerosas orquestas -Juan Carlos Cobián, Roberto Firpo, Pedro Maffia, Juan D'Arienzo, Roberto Zerrillo, Minotto Di Cicco- y colaborando en grabaciones y actuaciones radiales.
En 1934, siendo estribillista de la orquesta de Roberto Zerrillo, produce el singular hecho de cantar un tango con la letra completa en la grabación del tema "Serenata de amor" del propio Zerrillo y Oreste Cúfaro. Se vislumbra el fin de la "era de los estribillistas" para dar paso a la nueva etapa de "los cantores de orquesta".
Luego de su etapa con Troilo, punto culminante de su carrera, Fiorentino formó su propia orquesta, que fue dirigida y arreglada por Astor Piazzolla, con la cual, pese a grabar 22 temas, no obtuvo los resultados esperados. Ismael Spitalnik, notable bandoneonista y arreglador, reemplaza a Piazzolla en la dirección de su orquesta y graban dos temas más.
No siempre el éxito con el público es el factor determinante para establecer el nivel de calidad del producto artístico.
El dúo Fiorentino-Piazzolla fue vanguardía para su época, y en esta primera experiencia en la dirección orquestal, Astor ya está preanunciando su propuesta renovadora junto a un "Fiore" maduro y entero.
La declinación fue lenta pero inevitable, pasaron más de diez años de su debut con Troilo y el fin de los años cuarenta lo encuentran deambulando en muchas orquestas importantes, como las de José Basso y Alberto Mancione entre otras, pero ya sin la resonancia de antaño y dejando en el disco algunos registros.
Finalmente viaja al Uruguay en 1951 para incorporarse al conjunto del pianista José Adolfo Puglia y el bandoneonista Edgardo Pedroza, con esta orquesta registró sus tres últimas grabaciones en noviembre de 1951.
Muere el 11 de septiembre de 1955 a raíz de un accidente en la provincia de Mendoza, que está situada a mil kilómetros de la ciudad de Buenos Aires.
HOMERO EXPOSITO:

Poeta y letrista
(5 de noviembre de 1918 - 23 de septiembre de 1987)
Apodo: Mimo 


La poesía del tango, que es probablemente la única
manifestación musical popular de nuestro tiempo con letra formalmente argumentada, tiene sus precisas e ineludibles reglas de juego, de las que no es posible apartarse sin riesgo de incurrir en inautenticidad o desvirtuación de su definido e inconfundible carácter. Tales reglas de juego conforman una temática y una sensibilidad temperamental, inalienablemente propias del tango rioplatense.

No se trata, claro está, de estrictos cánones convencionalmente establecidos, los que habrán de conferirle fisonomía característica a la creación poética del tango. Las letras encierran breves relatos versificados, preferentemente sentimentales, nostálgicos o evocativos, dentro de un marco ambiental costumbrista. E incluso a veces, picaresco o risueñamente humorístico.

Pero estructurados originariamente para ser acoplados a la música del tango. Y para ningún otro género musical popular que no sea el tango. Porque inversamente, cuando a la música del tango se le pretende adaptar una composición poética standard, de esas que encajan indistintamente en cualquier género musical popular sin identificar a ninguno, nos encontramos lisa y llanamente, con que el pretendido tango deja de serlo. Y de ahí, pues, que siguen predominando con vigencia inalterable los clásicos repertorios poéticos del tango canción, que alcanzaron encumbrada celebridad entre los años veinte y los años cuarenta.

Ante tan peculiar y rigurosa preceptiva poética como la enunciada, nada mejor que aceptar que son muy pocos los auténticos creadores dentro de la composición literaria del tango. Desde luego, muchísimos menos son los nombres fundamentales de la poesía, que los de la música.

Observemos que esa ortodoxia formal que parecieran imponer las reglas de juego antes referidas, admite la natural renovación de formas de expresión y de enfoques conceptuales con proyecciones de incuestionable jerarquía literaria. Es decir que el tratamiento de una temática permanente e inamovible -la nostalgia en primer término la reflexión resignada frente al fracaso o al desencanto, la actitud desgarradora teñida de sereno escepticismo -que es premisa sustancial, abre definidas perspectivas estéticas en la dimensión poética de la letra del tango. Y por esa búsqueda de una versificación más literariamente depurada, transitaron consagratoriamente José González Castillo, Enrique Cadícamo, Francisco García Jiménez, Héctor Pedro Bloomberg, Cátulo Castillo, Homero Manzi y José María Contursi. Y ese proceso de superación poética del tango, a nuestro juicio culmina con Homero Expósito. El más original, el más. importante y el más representativo de los poetas del tango, a partir de la brillante generación del cuarenta. Y para siempre.

Orientó Homero Expósito su inventiva literaria consagrada a la canción popular, en la confluencia de dos actitudes poéticas temperamentalmente opuestas, pero igualmente admirables: el romanticismo nostálgico y evocativo de Homero Manzi, y el grotesco dramatismo sarcástico de Enrique Santos Discépolo. De tan sutil combinación estilística y temática sin proponérselo, logró Expósito definir una novedosa y originalísima modalidad de interpretación para la letra del tango.

Siempre en la búsqueda de una mayor dimensión poética, impuso una novedosa renovación formal de expresión, utilizando con singular destreza la técnica del verso libre. Y logrando además enfoques conceptuales de marcado vuelo literario. Pero, invariablemente se ha dicho, sobre la temática permanente, inalterable e inamovible -insistimos- que hace a la esencia propia del tango.

Las letras de Homero Expósito aparecen fuertemente atraídas por la versificación idiomática refinada.... Y corrobora esta observación, aquel distingo que hemos formulado reiteradamente entre el simple versificador o letrista que escribe exclusivamente para el acople de la música, y el poeta, cabalmente poeta, que escribe bellos poemas para ser leídos y también para ser cantados. Es esta la exacta ubicación de la labor literaria de Homero Expósito en el tango.

Convengamos, desde ya, que la letra del tango es esencialmente elegíaca, es decir la composición poética de género lírico y asunto decididamente triste.

Es el canto al bien perdido. Por eso con tanto acierto observa José Gobello que «el tango no se ha hecho para cantar lo que se tiene, sino lo que se ha perdido». Y por eso además, es sentimental y nostálgico. Que son las dos notas configurativas de su argumentación permanente. Si inversamente, por mero espíritu de renovación fuera alterado ese inamovible presupuesto temperamental del tango se caería inevitablemente en la desvirtuación del mismo. De ahí la elogiable autenticidad de la poesía argumental de Homero Expósito, definitivamente elegíaca.

Con su inagotable inspiración poética, ha logrado Expósito el encanto de revertir con evolucionado y original sentido literario algunos de los personajes, de las situaciones, de las circunstancias, de las leyendas, que hacen a la temática del tango. Es indudable que las expresiones artísticas son bellamente valiosas por su intrínseco contenido estético, pero con prescindencia absoluta del transcurso inexorable del calendario, que de ninguna manera puede ser la medida para la vigencia o la caducidad de determinadas manifestaciones de la inspiración creadora.

Consecuente con lo expresado en cuanto al carácter del contenido de la letra del tango, Homero Expósito incursionó en los temas arraigadamente consagrados, que le confirieron personalidad inconfundible a nuestra canción ciudadana. Así, por ejemplo, el drama aquel de la humilde muchacha de barrio que dio el mal paso, y que Samuel Linnig inmortalizó en los sentidos versos de "Milonguita" y "Melenita de oro", erigiéndola en heroína del tango, es recreado veinte años después por Expósito en "Percal". Tal vez con otros nombres y otras influencias sociales, impecablemente revestida de renovada elegancia literaria.

Otro de los aspectos fundamentales que la obra de Homero Expósito aporta a la literatura de nuestra música popular, es su contundente aptitud de síntesis. Admirable aptitud de síntesis como sería exacto calificar. Esa aptitud de síntesis que tanto admiraba Enrique Discépolo, y no se cansaba de ponderar el acierto impecable aquel del tango "Percal", en que todo lo expresan aquellos dos apretados versos que dicen: "te fuiste de tu casa / tal vez nos enteramos mal...". O cuando resume con natural simplicidad aquello de "Pobre piba, por tu error / ya hay muchos tangos". "Cómo me gustarían esas admirables observaciones de Expósito, para alguna de mis letras", expresaba Discépolo con emotiva sinceridad.

También algo revolucionariamente innovador en Homero Expósito, lo constituye el manejo de la metáfora. Entendiendo por metáfora la figura retórica por la cual se traslada o transporta el sentido de una palabra o de una frase a otra imagen mediante una elaborada comparación imaginativa. En la metáfora de vanguardia habría una inocultable raigambre lorquiana, tan frecuente en Homero Expósito. Acierto incuestionable en la tanguística de nuestro poeta, imágenes tan felices como "malevo que olvidaste en los boliches / los anhelos de tu vieja".

El 5 de noviembre de 1918 nació Homero Aldo Expósito en Campana, provincia de Buenos Aires. Hijo de Don Manuel Expósito. Un respetado y prestigioso comerciante de Zárate (ciudad cercana Campana y a la ciudad de Buenos Aires) que jamás ocultó, con su proverbial dignidad, que había nacido anónimamente en la "Casa de Niños Expósitos" de la calle Montes de Oca en la ciudad de Buenos Aires. Allí comienza recién el árbol genealógico de los Expósito y el origen de su apellido.

Homero nació en Campana, en la casa de su abuela materna. Pero ya los Expósito estaban estrechamente arraigados al terruño. Tan es así que Homero siempre decía «soy un zarateño nacido en Campana».

Vivió la infancia en Zárate, donde cursó íntegramente la escuela primaria. A los seis años de Homero nació un hermanito, que se llamó Virgilio Hugo. Siempre juntos los dos hermanos en la historia del tango y de la vida. Juntos siempre anduvieron entre yuyos, cielo y verano. De esa unión fraternal provienen las inspiradas metáforas de "Naranjo en flor", de "Farol", de "Oro falso", "Pobre piba".- Después nació otro Expósito. El tercero y último, que se llamó Luis María. Sin vocación literaria ni musical. Otra destino.

Entre rebeldías, rabonas, indisciplina escolar terminó Homero la primaria. Traía tal vez en la sangre su irrefrenable vocación cultural. Decía ya en plena celebridad autoral que «nadie puede escribir un tango si no sabe escribir un soneto».

Don Manuel Expósito humilde y honrado padecía el orgullo de la cultura, del conocimiento literario, del conocimiento histórico. Además de su próspero negocio de repostería y confitería, sabía el idioma inglés, taquigrafía, dactilografía y lecturas filosóficas densamente asimiladas. Dejando a un lado su declarada vocación anticlerical, decidió que Homero ingresara al prestigioso Colegio San José de Buenos Aires. Pupilo ejemplar durante los cinco años de su bachillerato, ordenó totalmente su conducta intelectual. Fue luego cadete del liceo militar. Y su ingreso a la Facultad de Filosofía y Letras, su gran vocación, cuya graduación interrumpió y reanudó muchas veces, abocado siempre a la impostergable necesidad de subsistir.

Las disciplinas culturales de su preferencia encontraron en Homero Expósito al estudioso despreocupado de toda consagración doctoral.

Cursó los ciclos universitarios a través de sucesivos abandonos y reanudaciones de los estudios superiores, hasta su muy próxima graduación. Logró una sólida cultura filosófica y literaria que siguió acrecentando permanentemente en su afán insobornable por las lecturas bien escogidas. Crítico erudito y ponderado, compartieron sus preferencias con equilibrado eclecticismo, los clásicos griegos y latinos, con las modernas corrientes literarias. Además el buen teatro fue inquietud apasionante desde su primera infancia. Fue organizador, director y actor de numerosas iniciativas de valor artístico en difundidos cuadros de teatro vocacional.

Llegó al tango con una sólida preparación literaria, que le permitió el tratamiento descriptivo de sus sólidos argumentos con admirable claridad anecdótica. Confesaba que le preocupó siempre el cuidado del lenguaje, logrando libertad absoluta en el empleo de las licencias idiomáticas del léxico corriente necesario. Decía que el impresionismo había invadido todas las formas de expresión, y no había motivo para que la letra del tango fuese una excepción.

Todo está comprendido en el padrón autoral de Homero Expósito. Todo. Desde la descripción del compadrón de "Te llaman malevo", o la exquisitez poética de "Margo" y "Flor de lino". Y desde la imagen temperamental de la gran ciudad enfocada desde la descripción estupenda de "Tristezas de la calle Corrientes".

Viajando una vez en tren desde Zárate a Buenos Aires, "Chupita" Stamponi le propuso vincularlo al núcleo de jóvenes músicos ya consagrados en la orquesta de Miguel Caló. Así fue que con Enrique Mario Francini, Armando Pontier, Domingo Federico, Osmar Maderna, Héctor Stamponi, su introductor, y su inseparable hermano espiritual Virgilio Hugo, alcanzó Homero una gran coincidencia creativa a través de formas concionísticas novedosas, y de incuestionable concepción renovadora del tango. Bien entendido, dentro de la temática y del temperamento invariablemente propios de nuestro tango, que caracteriza la fecunda obra de realización de la brillante promoción generacional del cuarenta.

Se inició Homero Expósito en la creación autoral hacia 1938. Su primer tango compuesto en colaboración musical con su hermano Virgilio Hugo Expósito, titulado "Rodando", fue estrenado, sin ninguna trascendencia, por Libertad Lamarque en Radio Belgrano, acompañada por la orquesta de Mario Maurano.

La coincidencia creativa entre Homero y Virgilio Expósito, alcanza a todo un repertorio, originariamente compartido, y de vigencia permanente entre los más selectos del tango canción. Luego de aquel intrascendente "Rodando" del debut autoral, surge "Farol". Y sucesivamente títulos que alcanzaron desde su presentación un lugar prominente en el género.

Virgilio Hugo Expósito es un brillante músico integral del tango. Pianista, inspirado compositor, director de orquesta, orquestador instrumental de brillante trayectoria. Debe reconocerse que a la labor de los hermanos Expósito debe la historia del tango uno de sus capítulos más interesantes y de permanente actualidad.

Algunos títulos fundamentales son "Naranjo en flor", "Absurdo", "Maquillaje", "Chau, no va más", lo último que escribieron juntos. "Percal", "Yuyo verde", "Tristezas de la calle Corrientes", "Al compás del corazón" (con música del bandoneonista Domingo Federico); con Armando Pontier "Trenzas"; con Héctor Stamponi "Flor de lino" (vals), "Qué me van a hablar de amor". Con Enrique Mario Francini "Ese muchacho Troilo". Con Aníbal Troilo "Te llaman malevo". Con Argentino Galván "Cafetín", "Esta noche estoy de tangos". Con Atilio Stampone "Afiches" y con Osmar Maderna "Pequeña" (vals).

Una de las más notorias excentricidades juveniles de Homero, siguiendo posiblemente la trayectoria comercial de su padre, fue hacerse bolichero. Instaló en el centro de Zárate un pequeño restaurante de menús selectos y legítimos vinos importados. "Lo de Homero" se denominó. Rotundo fracaso financiero a corto plazo. Concurrían los numerosos amigos a comer y a beber generosamente gratis, como en su casa, sin la menor intención de pagar. Y también los amigos de los amigos, provistos de igual caradurismo. Pensó Homero que la señalada falla comercial, se debía a la proximidad de sus amistades justamente en Zárate. Decidió cambiar de territorio. Se instaló en Mar del Plata (ciudad balnearia a 400 km de Buenos Aires). Exactamente en Punta Mogotes, en la esquina de las calles Falucho y Jujuy. "El Sibarita" se llamaba ahora, con una denominación más ambiciosa. Y una mayor catástrofe económica que la de Zárate. Siempre la legión de amigos gratis. No podía seguir. Se fundió. Perdió todo lo que tenía. Y quedó endeudado. Resolvió entonces poner fin a su descabellada aventura gastronómica. ¡Nunca más comerciante!

Liberado totalmente de su desafortunada aventura gastronómica, decidió Homero dedicarse a la atención de su repertorio autoral, que requiere una permanente vigilancia, más aún en pleno apogeo, en el momento más intenso de difusión en los años cuarenta. Ello implicaba viajar permanentemente de día y de noche, de Zárate a Buenos Aires, y de Buenos Aires a Zárate. Ya sea en tren, o en un antiquísimo automóvil en estado lamentable, sin capota, que cuando llovía manejaba Homero con una sola mano, sosteniendo con la otra un desteñido paraguas abierto para no mojarse. Todo esto con increíble naturalidad. Una tarde lo encontré muy fastidiado con Paco García Jiménez -siempre tan solemne- porque no le había aceptado a Homero subir al carruaje...

Cuando D. Manuel Expósito decide en 1945 vender su acreditada confitería de Zárate, Homero cada vez más saturado del trajín de los viajes, se radica definitivamente en Buenos Aires. Ahora consagrado a lo suyo, a la difusión de su exitoso repertorio. E ingresa en los círculos directivos de SADAIC (Sociedad Argentina de Autores y Compositores). Se incorpora a los grupos juveniles de autores liderados por el vigoroso talento de Homero Manzi, para remover y modernizar la vetusta estructura de la vieja sociedad. Diría entonces Expósito «zarateño nacido en Campana y definitivamente aquerenciado en Buenos Aires para la actividad autoral». Se trata de desplazar a los jerarcas de la hasta entonces administración canarista, aparentemente imposible de ser eliminada. Dura lucha que propicia lisa y llanamente la eliminación de Francisco Canaro para acceder a una nueva presidencia de SADAIC. Inmensa tarea, pero gran unidad entre las generaciones juveniles de autores y compositores. Y llega el momento de asumir la conducción autoral con definitivos criterios de una total renovación.

Integra Homero Expósito como tesorero, prestigiosos directorios en los años cincuenta. Como aquel presidido por Cátulo Castillo, con Julio De Caro, José Maria Contursi, Juan José Guichandut, Pepe Razzano, Manolo Parada, Ciriaco Ortiz, Vicente Demarco, Aníbal Troilo, Homero Expósito, Virgilio San Clemente y Armando 8aliotti.

Transcurren años de intensa labor organizativa en SADAIC. Pero por diferencias tan frecuentes en el mundillo interno de los autores musicales, renuncia Expósito a la tesorería del directorio de SADAIC.

Y emprende de inmediato un postergado viaje a Europa. Anda, recorre, conoce, aprende, acrecienta su gran ilustración cultural. Europa. España, Francia. Nos encontramos en París. Compartimos días y noches interminables e inolvidables, guiados por el refinado conocimiento parisiense de Panchito Cao y Héctor Grané.

Definitivamente alejado de la actividad autoral, y del permanente patrocinio de su repertorio en presencia de los intérpretes creadores que elaboraran la celebridad de cuanto compuso talentosamente Homero Expósito, no se apartaba ya virtualmente de las inmediaciones de su amable departamento céntrico de la calle Lavalle, a una cuadra de SADAIC. Eludía encuentros callejeros, y motivos de evocación de toda una vida brillantemente consagrada a la música popular de la ciudad. Se fue apagando tenuemente la silueta vigorosa y comunicativa del poeta siempre querido y admirado.

Convengamos en admitir que la producción autoral de Homero Expósito conforma todo un ciclo de brillante e inspirada creatividad en la poesía del tango. Su forma de composición no tuvo continuadores. Contraste profundo acaso, con los músicos del tango, cuyas influencias estilísticas se han sucedido en todas las modalidades y en todas las épocas de su evolución. La inimitable originalidad de Homero Expósito constituye así un curioso fenómeno que contribuye a resaltar con más nítidos perfiles la sobresaliente personalidad creadora de este excepcional poeta popular de la ciudad, a quien nos atrevemos a considerar el gran poeta del tango.

Un día cualquiera, el 23 de septiembre de 1987, se nos fue "Mimo" Expósito, como cariñosamente le decíamos sus amigos. Mimo Expósito, el imaginativo poeta de "un arco de violín / clavado en un gorrión", se marchó en silencio. Lo mismo que Margo, la sufrida heroína de su bello poema, "sin canción y sin fe".
Originalmente publicado en la revista "Tango y Lunfardo", Nº 74, Chivilcoy 12 de mayo de 1992.