LUCIANO LEOCATA
Bandoneonista, director y compositor
(25 de septiembre de 1915 - 5 de junio de 2012)
o supongo que desde el vientre de su madre, doña María
Josefa
Recúpero, el arte del bandoneón le había sido concedido por Dios y la
vida. Su padre, Salvador, quien con su esposa y su hijo Cayetano de 14
años, un día deciden dejar su querida Sicilia y llegarse hasta la
Argentina en 1890. Se afincaron en el barrio de Almagro. Salvador
enseguida halla trabajo como empedrador de adoquines.
Ya en esta tierra nacen: Graciana, Luciano y más tarde Sebastián,
quien luego se sentiría durante la adolescencia, colega de su hermano
en el estudio del bandoneón. Al mismo tiempo, comienza sus estudios en
el colegio Corvalán, sito donde actualmente se encuentra el hospital
Santoyani.
Cuenta el maestro que Santoyani era propietario de muchas
tierras, entre ellas diez manzanas que fueron loteadas y puestas a la
venta; la modalidad de pago –agrega– era, en este caso de $ 23 m/n por
mes. El terreno tenía como mínimo 70 metros de largo; su padre, con su
modesto trabajo de empedrador de adoquines, mantenía a su familia,
pagaba el terreno y construía la casa. Leocata recuerda este tramo de
su vida con muchísima emoción: «La quinta que había hecho mi padre, el
limonero, los frutales, mi madre con el delantal bordado a mano y mis
hermanos menores correteando entre aquel terreno, que en nuestra
pequeñez veíamos ¡tan inmenso!
«Un día —rememora— mi padre recibe una carta en donde se
le anuncia la muerte del señor Santoyani, y que éste en testamento de
última voluntad, decide que todos los compradores de sus terrenos,
quedan con las cuotas saldadas. Lo que nos sucedía era oro en polvo y
mi madre, emocionada, siempre bendecía esta tierra.
«Aproximadamente a los 13 años, de noche, oía a alguien
tocar un instrumento: era el bandoneón, y me iba embelesando desde mi
casa, al oír cómo tocaba esa persona a la que ni siquiera veía, pero ese
sonido me enamoró».
Su hermano Cayetano, conoce a un violinista del Teatro
Colón: le habla y, con él, Luciano comienza a estudiar solfeo durante un
año. Al concluir, le dijo que ya no le enseñaría más porque sabía el
método completo: “Decile a tu hermano que te busque a alguien que te
enseñe el bandoneón”, le sugirió.
¡Y por supuesto que se lo consiguió! Su nuevo profesor
sería José Lopresti; con él estudió un año y medio, y otra vez se vuelve
a repetir la misma frase: “Ya no te puedo enseñar más, pero enfrente
hay un amigo, Juan Barraco, con él terminarás tus estudios”.
Su espíritu apacible pero inquieto, ya se había encargado
de que su sueño se hiciera realidad: ya comenzaba a tocar en los cafés y
clubes de su barrio, con la orquesta de Juan Pedro Castillo. Los mismos oyentes hacen correr la voz de que había “un chico” que tocaba muy bien el bandoneón.
Es así como llega a los oídos de José Tinelli,
quien personalmente fue al café a sacarse las dudas. Al finalizar los
temas, se cruza con el joven Leocata y le dice si deseaba ir a Radio Stentor
a tocar con él, con su orquesta. Por supuesto, Leocata le contesta
afirmativamente, y a los cinco días va a ensayar con: «¡Nada menos que
el maestro Tinelli, en su casa! Tinelli en piano y yo en bandoneón».
Un solo día le bastó al director para reconocer sus
virtudes; tal es así que al despedirse le entrega todo el repertorio de
la orquesta, diciéndole estas imborrables palabras: «Pibe, estudia esto
y luego lo ensayamos con la orquesta». Con su genio artístico y
mental, en menos de un mes logró estudiar todo el repertorio.
Cinco audiciones semanales en Radio Stentor tuvieron con
gran éxito y ya las personas lo pedían, identificándolo a él con la
orquesta de Tinelli; con la que también incursiona en teatro, entre 1934
y 1935, primero en el Apolo, con la obra “Virgencita de madera”, cuyos
autores eran los hermanos Ratti. Y en 1936 cambia de teatro y de obra,
esta vez en el San Martín de la calle Esmeralda. La comedia se llamaba
“Espionaje en septiembre”. Como primer actor, el popular Pablo
Palitos.
«Jamás olvidaré aquella formación primera, ya que constaba
de 4 bandoneones, 3 violines, contrabajo y piano con el maestro
Tinelli, y por supuesto, las voces de los cantores Rodolfo Martínez y
Chola Bosh, quien con el tiempo llegó a ser la esposa de Tinelli;
mientras tanto todo se seguía oyendo por Radio Stentor y mi popularidad
comenzaba a crecer».
Contrajo matrimonio con Aída Emma Gagliardino el 16 de
enero de 1943, fue y es su compañera de toda la vida. Se conocieron
hacia 1940, cuando ella tenía 17 años y él 24. Tuvieron dos hijas, Elba
y Susana, quienes les han dado cinco nietos y tres bisnietos.
Luego de aquella hermosa experiencia de dos años, se incorpora a la orquesta de Florindo Sassone, en la que contribuyó con su arte por más de quince años.
En aquellos tiempos Sassone era director orquestal de
Radio El Mundo y, por ende, artista exclusivo de dicha radio ¡por quince
años!... Con él tuvo por el país giras artísticas que duraban más de
30 días consecutivos en cada provincia. La gente de las provincias
deliraba de emoción y entusiasmo; además, Radio El Mundo se oía en toda
la nación, y gracias a ella eran conocidos los artistas. Estas giras
eran tan agotadoras que sólo podían hacer tres o cuatro al año.
Leocata desde siempre fue compositor. En 1948 presenta “Y volvemos a querernos”. Por supuesto, fue estrenado en Radio El Mundo, con el cantor Jorge Casal; fue un éxito tan grande, que también decidió grabarlo el maestro Osvaldo Pugliese, artista exclusivo de Radio Belgrano, quien lo estrena con Alberto Morán.
Obsérvese qué curiosidad: el nuevo tango era estrenado simultáneamente
en dos radios distintas, en dos horarios distintos, por dos orquestas
distintas y por dos cantores distintos. Por la tarde en Radio El Mundo
con la formación de Sassone, y por Radio Belgrano, por la formación de
Pugliese en la noche.
Pero hay otra curiosidad: cuando Leocata y Abel Aznar
intentaron registrar en SADAIC ese tango con el nombre de “Volvemos a
querernos”, no fue aceptado porque una obra homónima lo impedía;
entonces agregaron la letra “Y” al comienzo, iniciando así una serie de
obras de la misma característica: con Aznar registró “Y mientes todavía”, “Y no te voy a llorar”, “Y todavía te quiero”, “Y te tengo que esperar”, “Y todo es mentira”,
“Y rogaré por vos” (vals), “Y no te creo”. También se valió del mismo
recurso en “Y uniremos nuestro amor”, con Dastrom; “Y yo tenía quince
años”, “Y te acordás que fue una tarde”, y “Y no me cuentes tu
tristeza”, con Damián Tucci; “Y fue en aquel mes de mayo”, con
Montecchio y Collia; “Y este es el amor”, con Collia; “Y quiero estar a
tu lado”, con Margarita Vasollo; “Y la vida sigue igual”, y “Y para
qué seguir fingiendo”, con Oscar Fresedo; “Y mentira fue tu amor”, con Félix Arena; “Y no pudieron separarnos”, con Alfredo Dalton; “Y fue un sueño imposible”, y “Y le canto a mi ciudad”,
con Juan Luis Ricardi; “Y estás desesperado”, con Carmen Bove; “Y
quiero que vuelvas a mí”, con Diego Schilaci y Miguel Salamó; “Y
deshojando el tiempo”, con Selva Pérez; “Y vivamos nuestro carnaval”,
con Jacinto Alí; “Y hoy vuelvo a revivir”, con Norberto Roldán; “Y no
fue sin querer”, con Jorge Fernández; “Y la quise con locura” (vals), y
“Y pretendes que empecemos otra vez”, con Enrique Mora; “Y fue tan
solo por amor”, con Jorge Fiorentino.
Otros de sus temas: “Milonga de Buenos Aires”, con Oscar
Fresedo; “Fayutelli”, y “Luz y paz”, con Shillaci y Collia; “Decís que
soy muy celoso”, con Sebastián Leocata; “No quiero perderte”, con
Horacio Parmeiro; “Muchacha porteña”, con Sebastián Leocata y Jorfer;
“Aquel regalo” (instrumental).
Pero volvamos a los años 40 cuando el famoso Alberto Castillo decide crear su propia orquesta, y Leocata es convocado por Enrique Alessio, quien sería el director de la misma, formando parte de ella durante diez años, desde 1944 hasta 1954. Luego, el solista Héctor Pacheco
lo convoca para que lo acompañe. Juntos recorren emisoras, salones,
bailes durante cuatro años, y al notar el éxito que siempre lo seguía,
Leocata decide formar su propia orquesta. Y llega el 3 de marzo de
1959, cuando debuta con su formación en Radio Belgrano, donde permanece
seis años consecutivos; toca al mismo tiempo en el cabaret
“Marabú”, también en “El Avión de la Boca”. Pasa por el “Sans-Souci”
de la calle Corrientes al 800, justo enfrente del teatro “El Nacional”.
Ya sus temas se oían en todos lados, y lo que hacía se convertía en
éxito. Entre los sellos Music Hall y Vaivén deja 50 grabaciones.
Entre los cantores que lo acompañaron: Oscar Macri, Roberto Chaleán, Norberto Roldán y Norberto Natale.
En la actualidad esta gloria de la música popular argentina
continúa en plena actividad, en su cargo de director del Museo de
SADAIC.