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martes, 29 de noviembre de 2011


Fernando Ochoa

Actor, recitador, autor, en todos los campos donde incursionó brilló por su nivel profesional. Todavía se recuerdan los personajes que interpretaba Fernando Ochoa, frutos de su inspiración. La Mechuda y Don Bildigerno fueron muy populares. En éste ultimo, causaba gracia al oírlo decir : "animal que aborrezco, la berenjena", se trataba de un paisano convidado con ese alimento que confundía con carne produciéndole gran repugnancia.

Ochoa nació en La Plata en 1905, pasó su infancia y adolescencia en Zárate. De los años infantiles recordaba cuando con un compañero de aventuras iban a las quintas vecinas a levantar sandías, choclos y vendían de viva voz en el centro zarateño. En ocasiones alguien les avisaba "Fernando, ahí viene tu papá", dejaban la mercadería tirada y salían corriendo. A los 20 años decide probar suerte en Buenos Aires, soñaba con ocupar un lugar destacado en el fútbol, pero el destino lo condujo a los tablados. Solía decir: "Salí de mi pueblo detrás de unos ojos y voy por la vida detrás de una estrella". En la Capital Federal conoció a grandes figuras del teatro, Claudio Martínez Payva entre ellas, que lo conectó al mundo de la escena. Al verlo le dijo: "Usted es muy flaco para ser actor". Dentro del ambiente, aparte de Payva tuvo gran amistad con Alberto Vacarezza, Atilio Supparo, y otros. En 1933 se presentó en Radio París y en el teatro del mismo nombre con Paquito Bustos. Luego hizo cine participando en "Juan Moreira" y siguió conquistando lauros en este medio y el teatro. Sus colegas decían que "tenía carisma" y esta anécdota lo confirma. Por esa época actuaba una importante compañía teatral encabezada por el talentoso Florencio Parravicini. La obra no agradó al público y antes de terminar se retiraba de la sala. Ochoa comenzó a recitar y la gente que estaba en el hall volvió a colmar la sala quedando impactada por este recitador criollo. Había recuperado la audiencia.

El 24 de marzo de 1974, en un accidente automovilístico se apagó la vida de este criollo de ley, nos quedaron los frutos de su fecundo quehacer que supo brindar con su noble corazón paisano.