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viernes, 7 de diciembre de 2018


Alberto Castillo 
 
Nombre real: De Lucca, Alberto Salvador
Seudónimo/s: Riobal
Cantor, actor, compositor y letrista
(7 diciembre 1914 - 23 julio 2002)
Lugar de nacimiento:
Buenos Aires Argentina
Nació como Alberto Salvador De Lucca -algunas fuentes lo escriben "De Luca"- en el barrio porteño de Villa Luro,1​ Buenos Aires hijo de inmigrantes italianos Salvador De Luca y Lucia Di Paola, hace su debut profesional en los años 1930 y comienza una exitosa carrera en 1941. Una gran interpretación del tango de Alfredo Pelala Recuerdo. Su Hermana, Aida De Luca tenia una gran admiración por su querido hermano. Alberto Castillo estudio medicina en la Universidad Nacional de La Plata y se recibió de médico ginecólogo, título con el cual pudo convencer a la familia de su prometida para dejarlos casar (porque no iban a dejarla irse con “apenas un cantor de tango”). Dejó el ejercicio definitivo de la profesión cuando su consultorio se llenaba de pacientes que sabían que el Dr. De Luca era " Alberto Castillo " En la película argentina “Luna de Avellaneda”, un Castillo ficticio es llamado de urgencia para ayudar en un
parto durante una kermés en un club de barrio. En dicha película el tema de cierre es “Siga el Baile” versionado por Jaime Roos. Como hecho curioso, entre Noviembre de 1951 y Febrero de 1952, el popular cantante ofició fortuitamente como médico de la delegación profesional del Club Atlético Vélez Sarsfield al insolarse algunos jugadores en la ciudad de Pernambuco, en la gira que realizaba en Brasil. Posteriormente el cantor, reconocido hincha de Vélez, ajustó algunas de sus presentaciones para acompañar al equipo el resto de la gira


Alberto Castillo rompió con el modelo del cantor de tango vestido como un gran señor, de riguroso traje oscuro, sobrio y con ademanes mesurados. Con un estilo absolutamente original, con aspectos quizás vinculados al aire cachador (humorístico) y arrabalero de Rosita Quiroga, Sofía Bozán o Tita Merello, Castillo mostró su capacidad de interpretar temas de lo más diversos merced a una voz con afinación perfecta, magistral en el uso de los matices y la media voz, que podía imprimir a su canto tanto la ternura o dramatismo que requerían algunos como el tono evocador o humorístico para otros. Se posesionaba del escenario desde que llegaba mostrando su pañuelo cayendo del bolsillo derecho del saco cruzado, el cuello de su camisa desabrochado, la corbata floja, su modo de tomar el micrófono e inclinarlo hacia uno y otro lado, su derecha junto a la boca como si estuviera en la calle, sus ademanes y un modo muy especial de cantar proyectado las vocales.

Su particular fraseo era lo que los bailarines necesitaban y apreciaban; con su voz le ponía ritmo a los pies y él hacía con su garganta lo que otros con el piano o los bandoneones.

Durante cuatro años entre 1939 y 1943 –el mejor momento artístico de ambos- Ricardo Tanturi y Castillo compartirán los beneficios de la fama durante cuatro años. La voz del cantor y la puesta musical del director constituyeron un verdadero suceso que ganó, por derecho propio, un lugar privilegiado en la historia del tango. Clubes de barrio, locales nocturnos y los principales salones de Buenos Aires, Montevideo, Mar del Plata y Rosario desbordaron de un público ávido. Ya retirado, tuvo una breve incursión para grabar nuevamente el Candombe Siga el baile de Carlos Warren y Edgardo Donato, con la banda argentina Los Auténticos Decadentes en el álbum de duetos Fiesta monstruo en el año 1993. En 1995 recibió el una Mención Especial de los Premios Konex por su trayectoria. Antes, en 1985 había recibido el Premio Konex - Diploma al Mérito como uno de los mejores cantantes de tango de la historia en Argentina Castillo falleció el 23 de julio de 2002 a la edad de ochenta y siete años. Está sepultado en el Cementerio de la Chacarita en Buenos Aires.