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viernes, 9 de noviembre de 2012

La violencia ahoga a San Pablo: 12 homicidios en 5 horas

También hubo quema de buses y once personas heridas. Los asesinatos no dan tregua pese a las medidas anunciadas por el Gobierno regional y el nacional para combatir a grupos criminales. Entre enero y septiembre murieron más de 1.000 personas.

Entre las muertes registradas entre la noche del jueves y la mañana del viernes destaca la masacre en Santo André, donde cinco personas murieron y tres resultaron heridas, según el diario brasileño OGlobo.

En Santana de Parnaíba, en el área metropolitana, otros dos hombres fueron asesinados en un parque. En la zona este de la metrópoli, dos hombres fueron disparados en la calel São João Marcos.

En Ciudad Dutra, al sur de San Pablo, ocho hombres prendieron fuego a un autobús. El conductor no pudo detener el vehículo a tiempo para escapar de las llamas y fue trasladado en estado grave al hospital.

Entre la noche del miércoles y la madrugada de este jueves en San Pablo o, ocho personas más fueron asesinadas. En la semana se han registrado un total de 66 muertes.

El martes, autoridades federales y del estado anunciaron un plan conjunto para encabezar la lucha contra la violencia y el crimen organizado. Entre las medidas previstas figuran el incremento de las operaciones de vigilancia y el traslado de presos peligrosos hacia cárceles federales de máxima seguridad.

"El problema es la ausencia de un plan federal para prevenir el flujo de armas y drogas a través de las fronteras. Si eso no se detiene, el problema continuará", dijo el gobernador del estado de San Pablo, Geraldo Alckim, durante una reunión en Brasilia, citado por el diario O Estado de Sao Paulo.

Entre enero y septiembre la violencia provocó la muerte de 982 civiles en el estado de San Pablo, donde residen más de 40 millones de personas, además de cobrarse la vida de 90 policías, la mayoría fuera de servicio.

 La violencia es atribuida por las autoridades a una reacción del Primer Comando de la Capital (PCC), la principal organización criminal paulista, que es dirigida desde las prisiones, contra las operaciones de la policía para combatir la delincuencia.

Según organizaciones no gubernamentales, sin embargo, la ola de violencia se debe a una “guerra” entre las bandas criminales y grupos paramilitares integrados en su mayoría por policías.

Fuente: infobae.com