HECTOR DE ROSAS
Cantor
(2 de octubre de 1931)
Nombre completo: Héctor Ángel González Padilla
Vocalista
de la hornada del cuarenta, que reúne todas las características
del típico cantor de orquesta, integrándose a la misma
como un instrumento más. Su estilo romántico, su voz dulce
y su afinación lograron que el éxito le llegara siendo
muy joven. Pero también fue un estudioso que nunca abandonó
el cuidado de su voz y que, además, se formó musicalmente,
a tal punto que fundó su propio conservatorio, por donde pasaron
importantes figuras de la canción nacional.
Nació en la ciudad de Buenos Aires, su madre era una tucumana
llamada Rosa y su padre Manuel, español, trabajador ferroviario,
quien, a raíz de su empleo, es trasladado a Tucumán
donde conoce a la que sería su esposa. Muchos años después,
ya jubilado, trabaja de casero en la escuela-museo Pedro de Mendoza,
que fuera hogar del pintor Quinquela Martín, frente al Riachuelo,
en el barrio de la Boca.
Por un consejo de la cancionista tucumana Martha de los Ríos,
estudia canto con el profesor Ricardo Domínguez, con quien
estuvo desde los diez a los veintitrés años.
Tenía quince años cuando se inscribió en un
concurso multitudinario, con 12 mil participantes, en Radio Belgrano
y auspiciado por la revista "Radiolandia" y gana en el rubro
"cantantes varones". El premio consistió en seis
meses de actuación en esa radio.
Alberto Cosentino y Oscar Rubens lo vinculan
al pianista y director Osmar Maderna, con
quien llega al disco el 21 de julio de 1949, con el vals "Pequeña"
(de Maderna y Homero
Expósito). La placa tuvo un éxito extraordinario,
a tal punto que, en los primeros meses, se registran en el mundo ciento
veinte versiones de ese tema.
Ya en ese momento Héctor cambia su nombre verdadero por su
actual nombre artístico. Sobre esto hay una anécdota:
el cantor y su familia vivían en un inquilinato y ocupaban
la sala que daba a la calle. Un vecino italiano, que se ganaba la
vida vendiendo pescado en la calle, lo escuchaba siempre cantar. Y
un día le comenta a su esposa: «¡Qué bien
canta el hijo de la Rosa!» Al enterarse el cantor, le propone
a Maderna el seudónimo Héctor de la Rosa, que al director
le parece pomposo y lo cambia por el definitivo, Héctor de
Rosas.
El 14 de diciembre del '49, registra "Divina" (de Joaquín
Mora y Juan De La Calle) y comienza a ganar mucho dinero y puede
comprar una casa para sus padres.
Abandona la orquesta tentado por el director Pedro
Laurenz, quien le ofrece el doble de lo que ganaba hasta entonces.
Esta relación duró poco y, a principios de 1951, se
incorpora a la orquesta de Florindo Sassone,
en ella actúa unos meses, para luego pasar a la orquesta de
Eduardo del Piano. Con ella graba nuevamente en diez oportunidades,
la primera el tango "No me pregunten por qué", el
17 de septiembre de 1951, y la última "Remembranza",
el 26 de mayo de 1955, haciendo, en tres oportunidades, dúo
con Mario Bustos.
En 1958 ingresa en la orquesta de Osvaldo
Fresedo y canta en los bailes de Carnaval y en un espacio radial,
"Los lunes de Cleveland".
El director Roberto Caló, como si se tratara de un jugador
de fútbol, no sólo le ofrece un sueldo mejor sino que
le paga una "prima" por la transferencia y Héctor
de Rosas decide aceptar. Con Roberto Caló graba en nueve oportunidades,
haciendo dúo en cuatro temas con el mendocino Rodolfo Galé.
En esta etapa tiene otro éxito perdurable, que, por pedido
del público, debe cantar permanentemente hasta la actualidad:
el tango "Rosa de fuego" (de Manuel
Jovés y Antonio
Viergol). Lo curioso es que el tema fue propuesto por Caló
y al cantor no le gustaba nada, porque no correspondía a la
línea romántica a la cual estaba acostumbrado.
Este tango lo grabó en tres oportunidades: el 19 de junio
de 1957, con Caló, lo vuelve a grabar en 1964, con José
Basso y como solista, en 1978, acompañado por guitarras
y bandoneón.
Más tarde graba con José Basso
(1964, 11 grabaciones), con la Orquesta Símbolo Osmar Maderna,
dirigida por Aquiles Roggero (1968, 2 grabaciones), y, como solista,
con las guitarras de Carlos Peralta, Juan Carlos Gorrías, Ferreyra
y el bandoneón de Juan Carlos Bera (1978, 12 grabaciones),
con la orquesta típica de Raúl Luzzi (1978, 2 temas)
y, finalmente, con el conjunto del violinista Roberto Gallardo (1986,
dos grabaciones).
En 1959 formó una orquesta propia compartiendo el rubro con
el bandoneonista Celso Amato con la que actúa en Radio Splendid.
En la misma cantaron: Alberto Fontán Luna, Jorge Sobral, Carlos
Yanel, Tito Reyes y su ex compañero Rodolfo Galé.
Dejamos para lo último su relación con Astor
Piazzolla, por la importancia que tuvo en esta etapa de su carrera.
El propio Astor dijo que, cuando formó el quinteto, buscó
los mejores músicos, pero le faltaba el cantor. Según
Astor, «fue De Rosas un cantante pulcro y cuidadoso. No era
una voz calenturienta, nunca le molestó la música que
yo escribía. Estuvo por encima de Lavié y Trelles, porque
De Rosas era otra cosa, un instrumento más, una flauta, ponía
la voz justo donde debía ir.»
Julio Nudler, investigador minucioso de la obra de Piazzolla, declaró:
«En el tango de vanguardia, la suprema conjunción han
sido Piazzolla-De Rosas.»
En 1960 graba para el sello Telefunken, con el Quinteto de Astor,
"Nostalgias"
y "Por la
vuelta", y después, hasta 1963, nueve temas más.
También participó en "la operita" "María
de Buenos Aires", actuando en el desaparecido teatro "Planeta".
Pero en Buenos Aires no tuvo la trascendencia que tuvo en otros países.
Héctor de Rosas fue toda su vida un hombre que comprendió
que la voz debía trabajarse y educarla permanentemente. Estudió
guitarra y música. Fue profesor de canto, una de sus primeras
alumnas se convirtió en su esposa y madre de sus hijas. Fue
profesor de Marty Cosens, Rubén Juárez
y María Garay, entre otros.
Compuso el vals peruano "Un amor que no siento", el vals
"Iremos al lago" y el tango "Salgo a buscar la calle".