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miércoles, 19 de julio de 2017





Abel Córdoba

Nombre real: González, Abelardo
Cantor y compositor
(19 julio 1941 - )
Lugar de nacimiento:
Buenos Aires Argentina

na trayectoria brillante, años de lucha jalonados por una larga vigencia, honor a la amistad y fidelidad a sus maestros y amigos. Dueño de una personalidad cautivante y una enorme profesionalidad. Con una espléndida voz de barítono, sumada a una particular expresión dramática; impresiona por su presencia y el admirable dominio del escenario.

Su fina sensibilidad hace que, aún en los temas más dramáticos, prive una línea melódica en donde luce la dulzura de su media voz, matizada con el torrente de su fuerza expresiva y acompañada por la profundidad de sus bajos y los largos sostenidos finales.

Nació en Buenos Aires, en el barrio de Caballito, pero su familia se trasladó a la ciudad de San Francisco, en la provincia de Córdoba, cuando apenas contaba con pocos días de vida.

Al abrigo de los tangos de Gardel, tarareados por su padre, del bandoneón de su primo Raúl y la atenta escucha diaria del Glostora tango club, aprendió a entonar las primeras notas.

La visita de Alfredo De Angelis en San Francisco, le brindó la posibilidad casual de ser escuchado por Oscar Larroca y Carlos Dante, quienes propiciaron su presencia en el escenario. Tenía 16 años.

Este encuentro fue el escalón inicial. Larroca lo vinculó a la Orquesta Juventud Triunfadora de Córdoba, donde comenzó profesionalmente. Luego pasó a otras orquestas, hasta que formó su propia agrupación dirigida por el bandoneonista Norberto Pivatto.

En Córdoba estudió técnica vocal con el profesor Piedrabuena, un excelente barítono que había integrado los elencos del Teatro Colón. El deseo del maestro de inclinarlo hacia la música lírica, sucumbió ante la firme decisión de dedicar su vida al tango.

Luego, emprendió una incursión por Buenos Aires y aunque cantó en muchos lugares, no lo acompañó la suerte. En esa época también participó en cuanto concurso aparecía, pero indudablemente no era su momento. Agotada las posibilidades, se volvió para San Francisco, con sus veinte años a cuestas. Recorrió cantando todos los pueblos entre Rosario y Santa Fe.
Al deceso del maestro encara la carrera de solista y, en tal carácter, viaja a Holanda, Bélgica y a los Estados Unidos, además de Perú y Ecuador. Con la Orquesta Color Tango hizo una larga gira europea. Recorrieron Italia —actuando en Venecia, Trieste, Roma y Lecce— haciendo cinco recitales en memoria de Pugliese.

En la actualidad, actúa invitado por varias orquestas, hace sus presentaciones en teatros, locales de Buenos Aires y recorre el país en forma permanente. En agosto de 1999 registra dos grabaciones con la Orquesta Color Tango: “Sueño querido” y “Noches de luna”. Unos años después, cuatro con Fernando Romano: “Los mareados”, “Uno”, “Buenos Aires” y “Nostalgias”.

Ferviente defensor del tango, no oculta su disgusto al recordar la aparición del Club del Clan, que de la mano de Ricardo Mejía, capo de la Victor, se planteó como un requisito la marginación del tango y llegó a destruir matrices irrecuperables. «Al extremo —nos dice— que en el Club Estudiantes de la Plata, la comisión directiva llegó a pedirle a Osvaldo que no tocara, pagándole igualmente, porque estaba el Club del Clan y daban bebidas gratis. Osvaldo logró imponerse y la orquesta tocó a pesar de la oposición. En otra ocasión, recién llegados de Japón con un éxito impresionante, en unos carnavales del Club Provincial de Rosario, mandaron a unos pibes a tirarnos monedas al escenario».

Tuvo una gran satisfacción cuando estando en Finlandia, le informaron que, en Estocolmo, un jurado de diez musicólogos eligió como mejor versión del tango “Uno”, la de Pugliese con su participación vocal.

Finalmente, podemos agregar que es muy querido en el ambiente y respetado por sus colegas. Su vida, sin ostentaciones, nos muestra el trabajo y el empuje de aquel joven, que sin soberbia y exhibiendo con orgullo su pasado humilde, decidió encarar el camino del canto, deslumbrado por el tango, la pasión de su vida.




Rodolfo Lesica

Nombre real: Aiello, Rodolfo Oscar
Cantor
(12 noviembre 1928 - 19 julio 1984)
Lugar de nacimiento:
Buenos Aires Argentina

En el barrio de Parque Chacabuco (Buenos Aires) era primavera cuando ocurrió el nacimiento de Rodolfo Alberto Aiello el 12 de noviembre de 1928.1​ En la casa de la calle Zuviría 521 de aquel Parque Chacabuco llegaba el segundo hijo varón del matrimonio integrado por Don Carmelo Aiello bandoneonista y compositor, autor de la exitosa polka “El viejito del acordeón”, con múltiples grabaciones, además de la milonga “Florcita porteña” y el tango “Criollo de ley”. Y de Doña Catalina Puzzello, que ya tenían a Oscar Osvaldo de cuatro años de edad. La familia se completaría cinco años después con el nacimiento de su hermana María Antonia.Desde ese 12 de noviembre de 1928, "el Rolo" reconocía la barriada, ya que pronto la familia se mudó al 432 de la misma calle, y más tarde a la casa de la calle Estrada al 500. Su escuela primaria fue la de la calle Salas 565, adonde según sus propias afirmaciones se hacía la "rabona", y por hacerse notar, o por su mal comportamiento era sancionado con suspensiones. En su infancia fue un rebelde que causaba preocupaciones a sus maestros y a sus padres. Podemos entenderlo como un joven pájaro que trata por todos los medios llamar la atención para que lo escuchen cantar y así fue como “Rolo” lo hizo.Además su padre, músico y compositor de fuste, tenía una orquesta que dirigía desde su bandoneón, y su hermano Oscar la integraba como pianista. Don Carmelo es autor de la polca "El viejito del acordeón", de la milonga "Florcita porteña", grabada por Argentino Ledesma, del tango grabado por Juan D´Arienzo, "Criollo de ley" entre otros temas, algunos con letra de su hermano.

EL "MAL EJEMPLO" DE SU HERMANO

En aquel entonces, cuando “Rolo” era joven. Su hermano era su polo opuesto: aplicado, obediente, disciplinado. Se había ganado el lugar en la orquesta luego de cumplir las etapas que debe recorrer un niño y adolescente, acatando las indicaciones de sus padres, maestros y mayores. El Rolo se sentía apartado, ya que seguramente muchas veces le señalaban las diferencias con su hermano Oscar. Pero
también lo acuciaba la situación de estrechez que se sufría en su casa. Muchas veces –cuentan–, dejó de concurrir a la escuela para hacer alguna changa y no sentirse tan desvalido. Es así que Amigos del café que frecuentaba Rodolfo en la calle Cachimayo y Asamblea, parada de una línea de colectivos, además lugar concurrido por choferes de taxis, le ofrecen hacer changas en los turnos libres como peón de taxi, a pesar de no tener registro de conductorPermaneció cinco años como tachero. Cuando llegó el momento del servicio militar, un general lo eligió como chofer. El mismo Rodolfo Lesica agrega en un reportaje: "pero esa función no me evitó una serie de visitas al calabozo", y confiesa que violaba todas las normas de la disciplina, y que "muchas veces me salvé de los arrestos cantando, porque los superiores solían sacarme del encierro para que animara con mis tangos alguna de sus reuniones". Terminado el servicio militar volvió a manejar taxis por las calles porteñas, donde con el acompañamiento del motor del auto desgranaba a media voz todo su repertorio, para beneplácito de sus pasajeros. La situación económica personal mejoraba, y la realidad porteña estaba reclamando tangos y más tangos.Pero el debut oficial estaba próximo, y el Rodolfo no tenía nombre artístico. Varela le sugirió que buscara un parque o una plaza de la ciudad para conformar el seudónimo Casi decidido, le dijo a Varela que se llamaría Rodolfo Chacabuco, en homenaje al parque del mismo nombre. La carcajada de Varela, y su comentario, lo hicieron desestimar ese apellido: "¿querés triunfar como achacado o enfermo?", y le preguntó si no recordaba otro lugar con un nombre mejor. Y recorriendo nombres de plazas y parques se decidieron por Plaza Lezica, actualmente Parque Rivadavia, apellido que conformó a todos, pero cambiando la "z" por la "s".El estilo de la orquesta era singular; no se parecía al de otras, y se destacaba por los eficaces arreglos del propio Varela, por los buenos intérpretes y por la presentación, que estaba a cargo de Jorge "Cacho" Fontana. La respuesta del público superó las expectativas más optimistas: La orquesta se convirtió en el "boom" del tango, y sus cantores lograron un suceso extraordinario con la mayoría de sus creaciones. Pasaron por el "Chantecler", se presentaron en los horarios centrales de Radio Belgrano, y empezaron a grabar en el sello "Pampa", que pertenecía al grupo EMI-ODEON. Sus primeros temas fueron la milonga "Un bailongo", a dúo por Laborde-Lesica; "El bulín de la calle Ayacucho" y "Paciencia" cantadas por el mismo Lesica y, nuevamente con Armando Laborde, el tango "La carreta". Aquel estilo fuerte, su avasalladora personalidad, sumado a ese único registro de voz y afinada interpretación le permitieron desarrollar una trayectoria ascendente. Dícese que cuando se presentaba a cantar tenía una aceptación unánime de los asistentes, y era puntal de la novel agrupación. Don Héctor le había tomado una admiración y un cariño paternal… Claro, para un pibe pintón y acostumbrado a las mieles del baile –sumado a la admiración que despertaba en las damas, era más que evidente que “algo más que talento” tenía el rolo.Poco después se agregó a la orquesta Argentino Ledesma, conformando con Lesica una pareja excepcional, tal vez irrepetible entre las orquestas de tango. Están, para certificarlo, los valses "Rosa mía" y "Gota de lluvia"; los tangos "Trovador Mazorquero", "Fueron tres años" "Historia de un amor", "Decime que pasó", "No me hablen de ella", y otros éxitos. El 20 de abril de 1954 Lesica graba "Canzoneta", de Erma Suárez (esposa de Varela) y Enrique Lary, una vibrante creación plena de emotividad que llevó al disco a ser uno de los más vendidos y, por su hondura dramática, a ser incluido en el repertorio de otras orquestas y solistas. Los éxitos de la orquesta y sus vocalistas ganaban en el "Glostora Tango Club", por Radio El Mundo a las 20:00 hs, y en la noche porteña pasaron del "Chantecler" al "Marabú" y a "Mi Club", para animar también los bailes de fin de semana en los principales escenarios capitalinos y del interior; los carnavales de Boca Juniors, de River Plate, Independiente, Huracán, además de los bailables de Radio Belgrano.