Powered By Blogger

lunes, 21 de mayo de 2018


                                      21 de Mayo



1935 – Nace Timoteo “Dino” Saluzzi, en Campo Santo (Ingenio San Isidro), Provincia de Salta. Músico bandoneonista y compositor.
Es hijo del popular compositor e instrumentalista carpero Cayetano Saluzzi. Además de su padre, recibió influencias de músicos salteños como Cuchi Leguizamón, y por la música de tango de Francisco de Caro y de Agustín Bardi.
Desde su juventud, Saluzzi vivió en Buenos Aires, tocando en la Orquesta de Radio El Mundo. Se ganaba así la vida en

orquestas, haciendo pequeños ingresos en ensambles de jazz (incluyendo un breve paso por el grupo del Gato Barbieri), desarrollando un personal estilo que hizo que fuera líder bandoneonista del folclore argentino músico avant-garde (especialmente con Astor Piazzolla).
En la década de 1970 tocó el bandoneón en el exitosísimo tema de León Gieco: “Sólo le pido a Dios”.
En 1991, Saluzzi grabó un álbum con sus hermanos. Félix y Celso Saluzzi y su hijo José María en guitarra, comenzando un "proyecto familiar", con un tour por muchos países.
Obras: Agua de paz – Arroyo de los suspiros (con Hugo Alarcón) – Bandoneón lejano – Canto a Pincen – Canto y piedra – Con ganas nomas (con Raúl Mercado) – De a caballo y lanza – De la colina – Don Mateo – El rastro grande (con Carlos H. Aparicio) – En memoria de mi padre – Eva Perón en la hoguera (de Leónidas Lamborghini) – Gabriel Cóndor – Juan Condori – Kultrum pampa – La camposanteña – Milonga de los morenos – Minguito – Mojotoro – Pueblos de antes – Romance – Serenata – Soy Buenos Aires – Tango del regreso – Tributo al Payo – Zurdo, entre otras.



1969 – Se registra la milonga “La Primavera” de Víctor Velázquez. Fue escrita una madrugada en la Estancia “La Valeria” de Cañuelas donde se organizaban fiestas camperas y hasta allí había llegado Víctor en esos viajes que hacía con su música por las provincias. Según cuenta él mismo, había salido sin rumbo fijo y quiso visitar a unos amigos para recuperarse.
Esa noche se quedó a dormir en el cuarto de la soga (donde se guardan los bozales y los recados), junto a Víctor Abel Giménez, y al escuchar el canto de la calandria tomó su guitarra y creó esa milonga.
Y contó algo así: Esa mañana, muy temprano vi una pequeña flor silvestre que me estaba regalando una música, luego los rayos del sol, el sol que va creciendo, una bandada de teros y la algarabía de los pájaros y la distancia. Luego se completó con muchas cosas que tienen que ver con el ánimo. Pensé que era una milonga para agasajar a mis amigos nada más, pero después la empezaron a tocar todos.