22 de Septiembre de 1923 – Nace José Ríos, en la Ciudad de Salta. Escritor, poeta y compositor folklórico.
Después de terminar sus estudios primarios y parte del secundario hizo un poco de todo para ganarse la vida, trabajó preferentemente en carpintería, oficio que llegó a dominar como pocos.
Sin embargo, finalmente dejó la madera para dedicarse exclusivamente a la creación. Pertenece a la generación de letristas del folklore que pusieron a Salta en la cumbre más alta del cancionero popular argentino, durante el movimiento que encumbró las expresiones telúricas, el famoso "boom" del folklore surgido en nuestro país alrededor de la década de 1950.
Sin embargo, finalmente dejó la madera para dedicarse exclusivamente a la creación. Pertenece a la generación de letristas del folklore que pusieron a Salta en la cumbre más alta del cancionero popular argentino, durante el movimiento que encumbró las expresiones telúricas, el famoso "boom" del folklore surgido en nuestro país alrededor de la década de 1950.
Escribió quince libros de poemas y tres plaquetas. Los libros fueron "Unos cuantos versos" (1961), "Tiempo de Felipe Varela" (1962), "Coplas de carnaval" (1970), "Los días ausentes" (1973), "Poemas silenciosos" (1977), "Letras con música" (1978), "Cafayate y otros temas" (1980), "Por el camino de siempre" (1982), "Enfoques" (glosas poéticas para fotografías de Antonio Chávez, 1984), "Habitantes de baldíos" (1985), "Atardeceres" (1987), "Cantología" (1988), "El caracol dorado" (1990), "Poemas vespertinos (1991) y "De este lado del río" (1993). Las plaquetas fueron "Hacia las casas enterradas" (1984), "Nartividad y tríptico" (1987) y "Plaqueta III" (1992).
Falleció un 5 de Noviembre de 2004.
Obras: A Doña María Ríos (con Marcos y Ángel Tames) – A un guitarrero (con Francisco “Pancho” Figueroa) – Argentina que canta (con Ernesto Cabeza) – Cafayate en una zamba (con Francisco Sánchez) – Cantor del carnaval (con Carlos Bergesio) – De un tiempo ido (con Juan Garelli) – Desde el olvido (con Eduardo Falú) – Donosa del carnaval con (“Pancho” Figueroa) – El niño de los pesebres (con Eleodoro Horacio Aguirre) – El pueblo en armas (con Cesar Isella) – El soldado y la rosa (con Eleodoro Horacio Aguirre y Tomas Campos) – En cada esquina un cantor (con Eleodoro Horacio Aguirre) – La buena moza (con Ernesto Cabeza) – La carpa de Don Jaime (con Simón Gutiérrez) – La Felipe Varela (con José Botelli) – La Juana Figueroa (con José Botelli) – Mía, esta tierra mía (con Eleodoro Horacio Aguirre y Gilberto Vaca) – Padre viento (con Eduardo Madeo) – Pegadito al bandoneón (con Cayetano Saluzzi) – Prepárese compañera se viene la chacarera (con Tomas Campos y Eleodoro Horacio Aguirre) – Un abrazo a Corrientes (con Carlos Sosa) – Vidala para Don Sanca (con Eduardo Falú) – Vivir cantando vivir bailando (con Eleodoro Horacio Aguirre) – Zamba de la bailarina (con Francisco Sánchez) – Zamba del carpintero (con Simón Gutiérrez), entre otras.
22 de Septiembre de 1829 - Fallece Francisco Narciso Laprida, en Ciudad de Mendoza. Abogado y político. Diputado por la Provincia de San Juan (allí nació el 28 de Octubre de 1786) en el Congreso de Tucumán y presidio el mismo en el momento de la Declaración de la Independencia de nuestro país el 9 de Julio de 1816.
Tras la disolución del Congreso regresó a San Juan, donde tuvo alguna participación en la política local.
El fusilamiento del líder federal Manuel Dorrego inició una guerra civil, a raíz de la cual Laprida se trasladó a Mendoza. Allí apoyó la revolución unitaria dirigida por Juan Agustín Moyano.
El 22 de Septiembre de 1829, las tropas al mando del ex fraile José Félix Aldao derrotaron a Moyano, muriendo en la matanza que le siguió más de un centenar de personas.
Una versión del entonces joven Sarmiento narra que Laprida se puso al frente de un grupo de unitarios que se dispersaban después de la batalla, entre los cuales se habría contado el después presidente. Alcanzado por una partida, y tras breve resistencia, Laprida habría sido derribado y degollado. El propio Sarmiento narraba que nadie pudo saber después qué fue de él.
Existe otro relato, que se apoyó durante mucho tiempo en trascendidos, que afirma que Laprida habría sido capturado sin poder oponer resistencia, lo habrían enterrado vivo hasta el cuello, y habrían hecho pasar un tropel de caballos sobre su cabeza. Su cadáver, conducido hasta el cabildo de Mendoza, donde habría sido identificado por el juez Ortiz, habría sido depositado en un calabozo, sin saberse luego más del caso.




