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viernes, 10 de noviembre de 2017





Beba Pugliese

Nombre real: Pugliese, Lucela Delma
Pianista, directora, arregladora y compositora
(10 noviembre 1936 - )
Lugar de nacimiento:
Buenos Aires Argentina

Su destino estaba marcado desde la cuna: la música, la lucha por la dignidad humana, el afán de superación, el enclave familiar. Creció en un ambiente de arte, de emoción sincera, de mucho trabajo: «Día tras día fui impregnándome en esa especie de sabiduría popular», afirma. Nació en Villa Ortúzar, en una casa alquilada de la calle 14 de julio 1111. El abuelo, Adolfo Pugliese, flautista de la primera época del tango, les salió de fiador a la flamante pareja integrada por su hijo Osvaldo y María Concepción Florio.
Las estrecheces en las que se vieron envueltos en las primeras épocas, obligaba a compartir casa entre integrantes de ambas ramas familiares y la música brotaba por todos los poros de aquellas paredes. Ver ensayar al padre en aquel piano Förster —regalo del abuelo— y que también le sirvió a ella para trajinarlo («Medio jugando.», dice); aquel color que viene de la infancia y las coordenadas que llegan a través de una serie de afluentes y desembocan en una vocación, fueron determinando su futuro musical. Claro que ver ensayar a esa orquesta de don Osvaldo en la casa donde fueron a vivir en 1940 (Álvarez Thomas 1477), agranda espaciosa su mirada de niña traviesa que, en su gestación contempla imágenes con un gran poder de sugerencia: «Recuerdo las melenas de Ruggiero y de Caldara, concentrados, esperando el momento del
arranque musical. A Camerano lo veo todavía preparando el arco para su entrada triunfal, brillante. También lo veo a Aniceto Rossi aguardando al lado del piano. Todos esperando la marcación del director, como gladiadores prestos a salir a la arena, o como jugadores preparándose a salir a la cancha donde la multitud de los hinchas gritaban enfervorizados...», y en el recuerdo se forja su ansiedad.Su primer quinteto actúa en el Hotel Bauen, los feligreses puglieseanos la siguen y la RCA-Victor la convoca al disco. Pese a los golpes que le da la vida, ella sabe que la lucha es ardua y debe seguir. Falleció su hijo Osvaldo en 1993. Tuvo 2 matrimonios y otros dos hijos: Lisandro y María Carla que arrancó a los 6 añitos con el piano y en 2001 debutó como profesional. Admiradora de Orlando Goñi, la polenta y categoría de Beba en el piano despierta comentarios de admiración, incluso en Astor Piazzolla.
Con su orquesta viaja por Europa y Japón. Compone numerosos temas: “Catire”, “Ochentango”, “Para mi abuelo”, “Chicharrita” (como llamaban al padre de pequeño), “Si volviera a verte”, “Sueños y sombras”, “Rosa punzó”, “Tus quince años” (a su hija), “A nuestro amigo Piraña” (fiel amigo de Don Osvaldo y mi amigo de toda la vida).
Integró los elencos de varias compañías teatrales y actuó en varios sainetes, mientras completaba sus estudios teóricos con los maestros Fukcs y Sebastián Piana. En 1974, realizó los arreglos para la obra teatral Prohibido pisar el tango. En 1978, como solista, compartió escenario con la orquesta de su padre y destacó en programas radiales como el Ciclo de Recitales de Radio Rivadavia, conducido por Héctor Larrea. Es en 1980 cuando forma su propio quinteto, para actuar en el Hotel Bauen, como gran atracción y el suceso desborda todas las previsiones.
Con el acento encarnado en el espíritu del tango, le sirvió para girar por el país y ser contratados por el tradicional Caño 14. Su segundo disco lo firmó en 1981 y fue el prolegómeno de una serie exitosa.
En los diferentes domicilios que habitaron, Beba aprendió a valorar la cercanía y solidaridad de la familia. Y a sentir la fuerza de la música. Y el viejo barrio. Y la casa donde se fraguó “La yumba”, “Malandraca”, cuando buscaban el canyengue en aquel piano. El apellido Pugliese pesa mucho y ella lo sabe. Por eso hace honor al mismo. Instalada en el gusto popular por propia capacidad y personalidad, sus presentaciones y grabaciones despiertan sentimientos retroactivos. Tiene que haber un gatillo que dispare la emoción y el de Beba lleva el yeite y la marca Pugliese en el orillo. El ancestral germen mítico.








Juan Carlos Cobos

Nombre real: Pires, Lorenzo Joaquín
Cantor, letrista y compositor
(5 junio 1928 - 10 noviembre 1999)
Lugar de nacimiento:
Punta Alta (Buenos Aires) Argentina


es uno más en la indefinible (por lo extensa) lista de los grandes cantores olvidados. Ni la cantidad de registros en su haber, ni el lugar que ocupa en la memoria colectiva tanguera, son representativos de este cantor cuya calidad sin duda supera la media ampliamente. Hoy presentamos las grabaciones que este cantor realizara con la Orquesta de Osvaldo Pugliese, 7 en total. Lo cierto es que estos registros son "uno mejor que el otro". 

No es más que yo y Es preciso que te vayas se destacan como piezas que retratan el sufrimiento del hombre traicionado por su compañera, un viejo tópico de la música ciudadana. Habría que hacérselas escuchar a más de uno que dice que el Tango es llorón. Juan Carlos Cobos, con su voz e interpretación inequívocamente varoniles, recias, encarna perfectamente la vertiente de lo que podríamos llamar "Tango macho" (y no es mi intención tomar
partido en la discusión que se suscitó hace unos meses en torno a Julio Sosa, discusión que creo por demás infecunda por haber sido abordada incorrectamente). Olvidao y Picaneao aparecen como dos composiciones especiales, pertenecientes a esa categoría de tangos de motivos camperos. La segunda pieza no registra muchas versiones, lo que le agrega valor documental. Cierran 3 piezas del repertorio gardeliano: Milonguera, Te Aconsejo Que Me Olvides y Caminito Soleado. La primera de ellas fue el gran éxito de Juan Carlos Cobos, su caballito de batalla. La segunda es muy buena porque logra re-crearla, acentuando una interpretación "sobradora", canchera. Finalmente, Caminito Soleado es un dúo para la mejor antología del Tango con el cantor estrella de Osvaldo Pugliese, Alberto Morán.