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sábado, 10 de agosto de 2013

 DANTE A. LINYERA



Poeta y periodista
(10 de agosto de 1903 - 15 de julio de 1938)
Nombre verdadero: Francisco Bautista Rímoli


ue muy corta la vida de este bohemio impenitente, cuyo pecado mayor ha sido vivirla tan de apuro y sin ningún cuidado. En algún momento reflexionó un arrepentimiento, pero continuó sin cambiar el rumbo:
«¡Cha digo! cuando me acuerdo que tuve catorce abriles
justo cuando a la garufa de la vida me largué,
me entran ganas de matarme como hacen los tipos giles
pero después fumo un pucho batiendo:
¡Qué va cha ché!»
En el mismo poema, su hermosa "Autobiografía rasposa", nos retrata que era hijo de un calabrés, que nació en Buenos Aires, en un conventillo grande situado en la calle Independencia 1543 y que pronto quedó huérfano. También que trabajó de "cantinero" cuando muchacho: «Yo soy el cantinerito del viejo barrio 'e Solís», se está refiriendo a un bodegón que por muchas años permaneció en la esquina de Solís y Garay.
Si a los catorce años ya andaba suelto por la vida, fue lógico que buscara un medio para poder expresar lo que sus andanzas le iban enseñando. Lo encontró en el periodismo. Primero en el diario matutino La Argentina, que entonces trataba de competir con La Prensa y La Nación, tenía 16 años. Luego fue El Telégrafo y también La Montaña, mítico periódico fundado por Leopoldo Lugones y José Ingenieros. Y tras cartón, El Alma Que Canta, aquel cancionero inicial fundado por Vicente Bucchieri en febrero de 1916. Allí, a través de sus notas y versos desparejos pudo, con total libertad, expresar su dolor ante tantas injusticias recogidas por las calles de la ciudad.
Ya para siempre había perdido su verdadero nombre. Tuvo más fuerza su irónica ocurrencia: "Dante A. Linyera", sin omitir la letra A, que no pertenece a la inicial de un segundo nombre, alude a Dante Alighieri, esa fue su intención.
Escribió algunas piezas teatrales para conjuntos filodramáticos. Una sola de ellas fue puesta en escena: "Mambrú se fue a la guerra". Escribió letras para varias decenas de tangos, pero no era su medio, quizás le apretaba la medida y el tiempo que la canción requiere.