Mario Demarco
Bandoneonista, arreglador y compositor
(5 de agosto de 1917 - 4 de febrero de 1970)
Nombre completo: Mario Domingo Lapunzina
Músico
de primera línea, tuvo la decisiva influencia de dos escuelas
tangueras de marcada individualidad y hondo arraigo popular, las de
Alfredo Gobbi y Osvaldo
Pugliese.
Pero, este marcado esquema canyengue y evolucionadamente milonguero
podía llevarlo a la imitación, pero lejos de ello, este
excelente instrumentista creyó honestamente, y así lo
demostró, que entre esas dos posiciones estéticas, tan
perfectamente manifiestas, podría caber su propia formulación,
y así resultó. Las veces en que incursionó con
su propio conjunto, mostró su propia definición estilística.
Hizo gala de un tango de grata y particular división rítmica
que lo afilió, inmediatamente, a la concepción de avanzada,
con permanente juego de figuras canyengues. Un linaje tanguero con
fondo adusto, denso, arrastrado por momentos, por el permanente y
ceñido empleo del contrabajo ajustándose al sector grave
de la cuerda. Y todos, con prudente acentuación, amalgamándose
a la mano izquierda del piano, que hacía memorar por momentos
al músico que aportó esa rica y novedosa acentuación
bordonera: Orlando Goñi.
Y el bandoneón cadenero del director, personal y vigoroso,
llevándose el conjunto tras de sí. Ahí está,
para demostrarlo, la admirable versión de su propio tango,
"Solfeando", interpretado por la orquesta que formara en
1965, que ratifica sin ninguna duda esta evaluación de su particular
estilo.
Nació en Buenos Aires. Estudió bandoneón con
Joaquín Clemente y, luego, armonía y contrapunto con
el maestro Julián Bautista.
Antes de 1940, y sin descuidar sus estudios, comenzó a trabajar
profesionalmente como acompañante de cantantes solistas, para
integrar al poco tiempo las orquestas de Antonio
Rodio y Juan Canaro.
En 1942, pasó a la orquesta de Alfredo
Gobbi, conjunto en el que comenzó a mamar su futuro y particular
estilo y a perfilarse como hombre de punta en la fila de bandoneones.
Fue en esa orquesta donde se encontró de pronto con el lenguaje
musical con el cual se identificaba.
Con Gobbi arrancó en el local "Sans Souci" con la
siguiente alineación: Toto D'Amario, Deolindo Casaux, Tito
Rodríguez y él en bandoneones; Alfredo
Gobbi, Bernardo Germino y Antonio Blanco en violines; Juan Olivero
Pro en piano; Juan José Fantín en contrabajo, y los
cantores Walter Cabral y Pablo Lozano.
Permaneció en esta agrupación hasta 1951 y en esa época
dio a conocer una de sus obras más perdurables: "Entrador",
un bellísimo tango instrumental de corte milonga, grabado por
la orquesta de Gobbi y por la de Osvaldo
Pugliese.
Sobre los finales de ese año formó su propia orquesta:
Mario Demarco, Alberto Garralda, Tito Rodríguez y Ricardo Varela
(bandoneones); Luis Piersantelli, Antonio Blanco, José Singla
y Jorge González (violines) -también en algunas instancias
José Carli y P. Cabrera-; Ernesto Romero (piano), Luis
Adesso (contrabajo) y los cantores Jorge
Sobral y Raúl Quirós.
Actuó en el dancing "Casanova", en bailes y otros
lugares nocturnos, dejando grabados en el sello Pathé 18 títulos.
Tuvo buena acogida de los entendidos, pero con el gran público
no pasó nada, y tuvo que disolver la orquesta a mediados de
1953. Ingresó en la orquesta de Julio
De Caro en ese mismo año y, a principios de 1954, don Julio
"dio las hurras", dispersándose una prestigiosa escuadra
de fuelles: Carlos Marcucci, Marcos Madrigal,
Mario Demarco, Alfredo Marcucci, Alberto Garralda y Arturo Penón.
En junio se incorpora a la orquesta de Osvaldo
Pugliese para cubrir el alejamiento de Jorge
Caldara. También le tocó cumplir tareas de arreglador
y dejó en ese conjunto varios trabajos que ratificaron su personalidad
musical. Serafín Magna, vocero de la orquesta, comentaba su
arribo: «Nadie mejor que Demarco, para completar la fila de
bandoneones pues es bien reconocida su ductilidad como ejecutante,
y que a la vez reforzará el plantel de orquestadores integrado
por Pugliese, Balcarce
y Peppe».
Con esa orquesta, estrena otro de sus mejores tangos: "Patancha",
que graban en Odeon -el 13 de mayo de 1957-, con un inmejorable arreglo
propio y, curiosamente, en esa placa Osvaldo
Pugliese estuvo ausente, lo reemplazó Osvaldo
Manzi. También hizo los arreglos de "Suipacha",
"Emancipación" y "Quejumbroso".
En 1959, se desvinculó de Pugliese
porque la orquesta inició una gira por China y la Unión
Soviética, pero Demarco no pudo viajar, pues su esposa estaba
enferma. Lo reemplazó Julián Plaza.
Finalizó ese año actuando y como arreglador en las orquestas
de Raúl Lavié y Héctor
Stamponi.
Compuso además: "Sensitivo", junto a Máximo
Mori; "Aquella deuda" y "Pavada", con letras de
Julio Camilloni; "Astillas",
letra de Jacinto Alí; "Sin un adios", con Reinaldo
Yiso; "Para Pirincho", con Santiago
Adamini y "Barro y asfalto", con Jorge
Sobral y Roberto Vilar.
Entre 1960 y 1963 forma algunos conjuntos para acompañar a
cantantes solistas, entre ellos: Edmundo Rivero,
(Discos Philips), Argentino Ledesma (Odeon)
y Jorge Sobral (Columbia).
En 1964, Alfredo Gobbi reagrupa su conjunto
y lo vuelve a convocar. Debutan en "Patio de tango", pasan
a "Sans Souci" y actúan en Radio Splendid. En esos
días, estrena su tango más representativo: "Solfeando".
Pero esta nueva etapa de Gobbi concluye ese mismo año.
Siempre en 1964 pasa a la orquesta de Joaquín
Do Reyes. La fila de bandoneones la forman Máximo Mori,
Mario Demarco, Santiago Cóppola y Antonio Marchesse; en el
piano Carlos Parodi, Osvaldo Monteleone en contrabajo y los violines
de Roberto Guisado, Aquiles Aguilar, José Nieso y Claudio González
y la voz de Ricardo Aguilar.
En agosto de 1965 formó orquesta propia con elementos noveles,
desconocidos casi todos en las grandes carteleras del tango, más
el valioso aporte del violín de Roberto Guisado. Para el sello
Solfeando registró 4 temas instrumentales -de impecable interpretación:
"Solfeando", "Sensitivo", "A San Telmo"
y "Muy picante", junto a 4 cantados por Marcelo Soler y
Jorge Román.
Toda su vigorosa personalidad artística quedó plasmada
en esas grabaciones: su formación decareana, las influencias
de Gobbi y Pugliese, sus conocimientos musicales, su fuerza interpretativa
-milonguera y zapadora-,y al ejecutante de fibra, marcando su inconfundible
canyengue a la orquesta, o fraseando desde su bandoneón, tierna
y emotivamente.
Después de esta fallida experiencia vuelve a acompañar
cantores, rebuscándosela como mejor puede. En el año
1966 se destaca un disco que graba con Rodolfo
Lesica, en el que sobresalen dos títulos: "Destellos"
y "Quiero
verte una vez más".
Al año siguiente lo tenemos en la cantina "Ernesto",
de Corrientes y Gallo -en pleno barrio del Abasto-, formando un trío
con Norberto Ramos en piano y Enrique Maldonado en contrabajo, acompañando
a una verdadera legión de cantores por noche. También
vuelve a acompañar a Edmundo Rivero
en la grabación de un disco.
En 1968, siempre en actividad pero con marcados altibajos, comenzó
a grabar acompañando al cantor Gerardo Mancini, completando
apenas la mitad de la placa. Desde hacía un tiempo sentía
fuertes dolores en una mano, aviso de un grave mal que fue detectado
más adelante. La rápida y desfavorable evolución
de la enfermedad obligó a la amputación de la mano izquierda.
La muerte lo sorprendió antes de lo esperado, tomando un café
en la confitería El Águila, al lado de SADAIC. Fue un
paro cardíaco.
Se me ocurre, para finalizar esta breve reseña, que son oportunos
unos versos de Julio Camilloni: «Estrella
que se apaga repentina y dolorosamente... Bandoneón cadenero
en toda orquesta y orquestador de tango, tango y tango».