viernes, 20 de abril de 2012
El heroísmo de sobreponerse al dolor
Misiones, Posadas: Un bombero voluntario de 16 años acudió al lugar de un choque y descubrió que uno de los accidentados era el auto de su familia.
El joven dio una muestra de temple y compromiso al intervenir en la asistencia de las víctimas de un choque en el que perdieron la vida su madre, un primo y una tía. Julián Benítez dejó de lado la angustia y el dolor, y asistió a los lesionados del otro vehículo, tal como le había ordenado uno de sus jefes. El joven bombero acompañó al herido hasta el hospital y recién entonces, con la misión ya cumplida, pidió permiso para ocuparse de sus seres queridos.
El lunes a las 6.15, Julián fue el primero en llegar al cuartel en su moto tras escuchar el sonido de la sirena con el "Código 2", que llamaba a los bomberos para acudir a un accidente de tránsito. El choque frontal entre una camioneta y un coche se había producido sobre la ruta provincial 20, a unos 25 kilómetros del pueblo.
Apenas llegó al lugar con el segundo jefe del cuartel, Jorge Mendoza, el joven bombero advirtió que uno de los vehículos involucrados era el Renault 19 familiar. Un instante después vio a su padre, que había logrado salir de entre los hierros retorcidos, cubierto de sangre.
Mendoza actuó con rapidez. Le pidió al bombero Juan Cunha y a Julián que asistieran al conductor del otro vehículo, una camioneta Ford F-100. Pese a lo dramático del momento, el adolescente acató la orden y unos minutos después rescató a Pedro Pauluk (64), a quien inmovilizó en una camilla y colocó un cuello ortopédico.
El jefe del Cuartel de Bomberos Voluntarios de San Pedro, opinó sobre la actitud del joven, dijo que "nos dio una lección de entereza y profesionalismo porque sabía que era su familia la que estaba dentro del coche". Y destacó que Benítez "siempre tiene una gran predisposición, es uno de los primeros en acudir cuando suena la sirena". El adolescente ya había participado en otros rescates de personas accidentadas.
El cuartel de bomberos funciona desde 1977, cuenta con 20 voluntarios que no reciben ninguna compensación económica y muchas veces deben poner dinero de sus bolsillos para los uniformes o las botas.
Fuente: clarin.com.ar