El origen de los colores de la escarapela y las
razones por las que fueron elegidos para simbolizar a la Patria no
pueden establecerse con precisión. Entre muchas versiones, una afirma
que los colores blanco y celeste fueron adoptados por primera vez
durante las Invasiones inglesas (1806-1807) por los Patricios, el primer cuerpo de milicia urbana del Río de la Plata y que luego empezaron a popularizarse entre los nativos.
Se dice también que la escarapela argentina fue utilizada por primera
vez por un grupo de damas de Buenos Aires al presentarse a una
entrevista con el entonces coronel Cornelio Saavedra, jefe del
Regimiento de Patricios, el 19 de mayo de 1810.
Lo cierto es
que el 13 de febrero de 1812, Manuel Belgrano, mediante una nota,
solicitó al Triunvirato que se fije el uso de la escarapela nacional
bicolor: azul-celeste y blanco, Belgrano debió omitir el color rojo ya
que como él lo expresara por escrito las tropas españolas y proespañolas
lo estaban usando en sus emblemas. "Manuel Belgrano no vio el cielo
celeste y las nubes blancas, y en esto se inspiró para crear la Bandera
nacional. Se fundaba en que los cuerpos del ejército usaban escarapelas
de distintos colores y que era necesario uniformarlos a todos, puesto
que defendían la misma causa. El 18 de febrero de ese año, el Gobierno
resolvió reconocer la Escarapela Nacional de las Provincias Unidas del
Río de la Plata con los colores blanco y azul celeste.
"Los colores
nacionales se usaron en la Argentina desde 1811, en la escarapela famosa
erróneamente atribuida a la distribución de French y Beruti del año
anterior. Provenían de los colores borbónicos, de la casa de Fernando
VII (rey ausente de España). La escarapela blanca y celeste ya había
sido utilizada por Pueyrredón y otros camaradas durante las Invasiones
Inglesas. La escarapela es creada por decreto el 18 de febrero de 1812.