Casilda.— El contenido sexista de los medios de comunicación puede
influir en el comportamiento de un menor al punto de repetir escenas que
le resulten naturales. Al menos esa
parece ser la mirada de la jueza de menores de Casilda, Cristina
Pecoraro, quien quitó culpabilidad a una adolescente de 15 años que
desde hace meses vive "estigmatiza" en Arequito, al ser acusada por un
supuesto abuso sexual contra tres niñas de la misma localidad.
La magistrada entendió que la chica "no hizo más que repetir conductas
que inculcan la televisión e internet", y consideró que "es tan víctima
como las hijas" de los padres que denunciaron el hecho.
Si bien
la quinceañera, identificada como M., no es punible, igualmente
Pecoraro trabajó el expediente y además de ponerla en conocimiento del
caso a la Dirección Provincial de Niñez, Adolescencia y Familia, reclamó
su intervención, aunque, al menos hasta ahora, el organismo no actuó en
consecuencia, por lo que la adolescente continúa en estado de
vulnerabilidad. "Sigue en su mismo hábitat sin ser tratada
psicológicamente ni estar escolarizada", explicó la jueza.
Debate sobre los medios. La postura de la magistrada reavivó el debate
sobre el rol de los medios en la sociedad a partir de la generación de
estereotipos susceptibles de ser reproducidos. Y en ese marco surge como
principal preocupación las severas consecuencias que ello puede
aparejar en menores que no cuentan con herramientas para discernir lo
nocivo de lo inofensivo.
"En distintos programas de televisión,
ya sea dentro de los horarios permitidos o no, es común ver escenas
vinculadas a lo sexual, y ni hablar de internet, que es como entrar a un
mundo donde pareciera ser que todo vale, cuando en realidad no debiera
ser así", dijo ayer Pecoraro a LaCapital, y remarcó que ante situaciones
de este tipo "si el menor no tiene alguien que lo apoye para orientarlo
sobre lo que está bien o mal, es probable que ocurran casos como este,
que tiene como derivación la mirada de una sociedad que tiende a
estigmatizar y no dar oportunidades".
La denuncia:. El caso en
cuestión data de un año atrás, cuando las madres de tres pequeñas de
entre 6 y 10 años denunciaron que sus hijas habrían sido abusadas por
una adolescente y acusaron por un delito similar a un hombre de unos 70
años cuya causa recaló en el Juzgado de Instrucción en lo Penal de
Casilda.
"Aunque es no punible, igual trabajamos el caso de la
chica acusada, quien conocía tanto a sus supuestas víctimas como a los
padres de ellas, ya que todos tenían un vinculo directo o indirecto de
parentesco", explico la jueza.
Pecoraro contó que las chicas
"siempre jugaban juntas, hasta que un día una de las nenas comentó que
la adolescente las besaba en los labios y tocaba sus partes pudorosas a
través de la ropa, además de hacer determinados movimientos eróticos".
A partir de eso, el Juzgado comenzó a realizar una tarea minuciosa con
la colaboración de la asistente social de Arequito. "También dimos
intervención a la Dirección Provincial de la Niñez, Adolescencia y
Familia, que hasta ahora no respondió al pedido de cumplir con la ley
para hacerse cargo del tema", lamentó la magistrada.
No
obstante, recordó que durante el proceso que se llevó adelante "tanto M.
como las otras menores empezaron a ser tratadas psicológicamente, pero
la mayoría abandonó. También habíamos conseguido escolarizar a la chica
acusada, pero fue tan fuerte el hostigamiento al que se vio sometida que
dejó la escuela".
La magistrada intentó hacer una mediación
entre las partes, que no prosperó ante la negativa de los padres que
formularon la denuncia, quienes plantearon su malestar. "Es comprensible
el enojo y el dolor, pero deben entender, al igual que la sociedad, que
no puedo acusar a la adolescente de nada sino, por el contrario,
ayudarla a integrarse".
El contexto de la chica. M. vive con su
bisabuela, que por su avanzada edad tiene dificultades "lógicas" para
educarla y formarla. "Ve televisión todo el día y a veces consigue algo
de dinero para usar internet sin tener quién le explique, por ejemplo,
qué diferencia hay entre un gay, un transexual, una mujer a la que le
gusta otra mujer, cómo son las familias ensambladas y los actos
sexuales, por lo que obviamente no va a poder asimilar lo que ve en la
pantalla", dijo la jueza al referirse denunciado comportamiento de la
chica.
Pecoraro insistió en que la adolescente "sigue estando
en el mismo lugar y estigmatizada por la sociedad". También remarcó que
al no ser contenida y al verse rechazada al punto de haber dejado la
escuela "no entiende demasiado la situación. Y la única forma de defensa
que tiene cuando sale de su hogar para hacer compras y ve a las nenas
(con las que jugaba hasta que fue denunciada) es hacerles burla, lo cual
es un acto inconsciente porque no tuvo un parámetro de enseñanza adulta
acorde a la edad de ella".
Trabajar "solidariamente".
Finalmente la jueza instó a la sociedad a "trabajar solidariamente desde
la integración, porque excluyendo a la chica y sacándola de su medio no
se logra nada".
En este marco, consideró que aunque la causa
deberá cerrarse porque la chica no es punible, "esto no quiere decir que
la causa esté cerrada a nivel social que es lo más importante, porque
la nena tiene un estigma en el pueblo".
Y remató: "No creo que sea un caso muy particular, no es el primer caso que tenemos y la gente no quiere hacerse cargo".
Conducta
La jueza Cristina Pecoraro fue más allá al hablar del comportamiento de
la chica y del modo en que ella podría estar replicando lo que ve a
menudo. Es que, para la magistrada, la quinceañera denunciada “no
solamente expresaba cariño de esa manera, sino que consideraba que
estaba bien. Lo que la niña entiende como expresión de cariño es darse
un beso, tocarse, como pasa en la televisión, la nena lo que establece
es una repetición de conductas porque no hay nadie que le diga si esto
está bien o mal”, remató.
Fuente :lacapital.com.ar